Ana no se pierde un Womad desde que "siendo niña, iba con mis padres vestida de princesa". Este año ella será la cicerone de sus amigos salmantinos Carlos, Pablo y Clara que, aunque estudia en Salamanca, es gerundense. La joven que cambió el rosa por el negro destacaría "del Womad, básicamente, todo: la música, el ambiente y los puestos, donde hay cosas increíbles". Juan Fran está de acuerdo con Ana y para él el festival va más allá de los conciertos "los festivales de Caoperia o danza, o el festival de deportes del mundo, organizado por el profesor Dirk Nasser, también son imprescindibles", porque, para él, la cita de estos días "es mucho más que música". El profesor alojará en su casa a los estadounidenses Lauren y Sam que, desde octubre, viven en Don Benito y dan clases de inglés.

Deporte y música. Esos dos ingredientes son los que, precisamente, han mezclado en su viaje las cántabras Irene y Rocío. Han llegado a la ciudad en autobús cargadas con sus bicicletas con las que pretenden regresar al norte después de haber vivido el festival. "Venimos a disfrutar de la esencia del Womad", comenta Rocío.

Pero no todos vienen de fuera. También los hay que, siendo de la ciudad, organizan su tiempo para no perderse el certamen. Este es el caso de las jóvenes estudiantes Berta y Aurora que se definen --a sus 18 años-- como "veteranas del Womad".

Todos ellos han aceptado nuestra invitación para hacerse un selfie con el PERIODICO EXTREMADURA e ilustrar así el diario de un womero .