La Compañía Nao d’Amores se lució verdaderamente, el pasado 11, en Las cálidas Veletas con dos piezas del dramaturgo gallego Jerónimo Bermúdez ‘Nise lastimosa’, muy lírica y polifónica historia de los amores luctuosos entre la aristocrática Inés De Castro y Pedro I de Portugal, historia trágica muy imitada y conocida. La segunda parte de la obra corresponde a la titulada “Nise lastimosa”, algo más violenta, melancólica y esperanzada, pues dicho rey , una vez coronado como tal, la desentierra y solemnemente la corona reina portuguesa, vengándose así de su tiránico padre. Esta legendaria historia de amor está dotada de un gran lirismo poético, ya que está escrita en verso polimétrico, o sea con variedad de estrofas y con una intensidad paradójica, al enfrentar sentimientos tan opuestos como amor y muerte o deseo y el gozo posterior.

En el subtexto late el tema principal: la censura del rey tirano o absolutista, que decide condenar a la muerte a Inés De Castro por razones de Estado o más bien dejándose llevar por intrigas palaciegas, a diferencia del buen ejercicio del poder regio por parte de Pedro, que demuestra estar muy enamorado, al desenterrarla y coronarla póstumamente como Reina consorte de Portugal.

Junto a la buena declamación del verso, consiguen secuencias de gran belleza por la recitación de la pareja protagonista. También sonaron admirablemente las cantigas de cancioneros medievales, bien cantadas y acompañadas de instrumentos antiguos de tecla, cuerda y viento: todo un bellísimo recital renacentista dentro de la obra.

La sencilla escenografía constaba de un alargado estrado, en cuyos laterales se colocaban sendos organillos antiguos, dejando el centro para el movimiento regio y cortesano; pero lo que más llamó la atención fue un reducido estanque colocado en el centro de la escena, tapado anteriormente con dos planchas de azulejos, allí se purificaban los cortesanos y especialmente Inés, que allí perderá su vida y será enterrada, lavándose sus manos los cortesanos enterradores.

Perfectamente entonada la recitación y el intermitente canto polifónico en momentos corales o en solos de tenor y bajo, también formando rítmicas coreografías de luchas y suaves bailes de época, o moviendo dos muñecos que representaban a los hijos de la pareja protagonista Inés y Pedro. Capas y gabanes pardos era su principal vestuario, junto con coronas de estaño.

Con todos estos recursos escénicos bien acompasados por la experta directora Ana Zamora lograron un espectáculo de gran altura estética y además muy emotivo, por ello el numeroso público se lo premió con una cerrada ovación.