Estaba prevista para las 12.30 horas de hoy: hosteleros de Cáceres, vestidos de negro y con las manos atadas para visibilizar la crisis que a su juicio vive el sector. Iba a hacerse desde el Bombo hasta la plaza Mayor, a las puertas del ayuntamiento, para recordarle al alcalde, Luis Salaya, que agilizara los trámites en la concesión de terrazas y veladores.

El dirigente municipal ya respondió el pasado jueves diciendo que se sentaría las veces que fuera necesario con el gremio, siempre y cuando no se incumpliera la ley, es decir, no ampliar espacios en zonas como Pizarro, calle que sirve de evacuación a la plaza Mayor, o en áreas donde no quedara suficientemente garantizada la accesibilidad.

Los hosteleros comenzaron bien, pero de todos es sabido que nunca ha sido un sector precisamente caracterizado por su unión en la capital cacereña. Incluso llegaron a crear un grupo de whatsapp para reflotar uno de los tejidos productivos esenciales de la ciudad. A las primeras reuniones con el ayuntamiento acudieron como representantes responsables de Mastropiero, Eustaquio Blanco, Barroco, Gran Café, Francis Refolio y Santiesteban. Pero las cosas se desmandaron dentro del grupo, los hosteleros comenzaron a salirse y lo que en principio parecía un colectivo unido ha terminado con una protesta que ha pinchado. Esta mañana, nuevos representantes del sector se han vuelto a reunir con el ayuntamiento. El concejal José Ramón Bello les ha prometido más agilidad en los permisos.