No sé ustedes pero yo he llegado al 14 de mayo con la lengua fuera y agujetas en todas las articulaciones. Es que llevamos un mes en el que el CATOVI de pro no ha parado. Empezamos con la Semana Santa, que ya se sabe lo que son los santos para nosotros. Y eso que ya no existen los rezos de Tinieblas ni las visitas a los monumentos y alguna procesión no figuraba en programa. Se llegó al culmen con el centenario de la Virgen. La de la Montaña, naturalmente, que no da respiro y este año nos ha obligado a visitar la exposición de sus propiedades. De algunas, porque las tierras que eran de su propiedad ahora son de otros. Y el Womad, un festival que ha sido acogido por todos los cacereños. Hasta por Saponi y compañía. Y como se extiende por toda la ciudad es imposible que lo ignores. Desde el ferial a la plaza no ha existido un espacio en el que no haya habido alguna demostración festiva de las que tanto gustan por aquí: en la calle y gratuita. Hay que ver la cara de paletos que se nos queda ante un mimo, un volatinero, unas danzarinas del vientre o una marioneta tocando el violín.

¡Qué merecido tenemos un descanso!. A reponer fuerzas, que viene la feria. Bueno, y a comprarse una jaca para presumir un día del caballo.