Qué tristes son las despedidas!, pero esta aún más, Cáceres pierde la esencia del centro de su ciudad, pierde el refugio de toda persona mayor pobre que no tiene a donde ir, pierde una gran Institución que durante 141 años se dedicó a cuidar y mimar a los ancianos más pobres de la ciudad y sus alrededores. El personal de esta Santa Casa no encuentra palabras para despedirse. Nos hubiera gustado hacerlo de otra manera pero las circunstancias no nos lo permiten. Estamos tan agradecidos de haber trabajado con ustedes, nos han transmitido tantos valores, nos han enseñado a tratar a las personas mayores con tanta ternura, sensibilidad, afecto, amor… Ustedes Hermanitas, se han ganado todo nuestro respeto, han sido un ejemplo a seguir y siempre seguirán muy presentes en nuestras vidas y nuestros corazones. Nosotros prometemos seguir cuidando a nuestros mayores como ustedes nos enseñaron y les damos las gracias, mil gracias por habernos dado la oportunidad de conocerlas, de enseñarnos la labor tan bonita que ustedes realizan, mil gracias por enseñarnos que nuestros mayores son nuestro mayor tesoro y que ellos se lo merecen todo, mil gracias por enseñarnos a trabajar y convivir con nuestras alegrías y nuestras penas, y por supuesto mil gracias por su humanidad, comprensión y amabilidad. El día 15 de Enero de 2020, cuando nos reunieron para darnos la noticia de que se marchaban, fue un jarro de agua fría para todos, desde ese día hasta hoy 4 de noviembre de 2020 hemos soñado con la posibilidad de que no se fueran, pero no ha podido ser… hemos sufrido las consecuencias de la pandemia, pero también hemos demostrado que Hermanitas y personal formábamos un gran equipo que no se rinde fácilmente, que saca sus fuerzas en los peores momentos y resurge de sus propias cenizas como el Ave Fénix. Nos dejan un gran vacío, pero les deseamos que sean bien acogidas en sus nuevos destinos y por supuesto, que sigan con la labor que Santa Juana Jugan les transmitió. Que Dios nuestro Señor les recompense todo lo que hacen en favor de las personas mayores, eternamente agradecidos. ¡Cáceres aún no sabe lo que se pierde!.

*La carta ha sido firmada por el personal de la residencia de las Hermanitas de los Pobres.