El gasto anual en reposición de mobiliario urbano por vandalismo asciende a más de 78.000 euros. Los datos de Conyser, empresa responsable de la limpieza, evidencian que el coste por destrozos en papeleras y contenedores no baja con respecto al año pasado y se mantiene en la mismos parámetros que el 2004.

Según estas mismas fuentes, 1.000 papeleras aparecen destrozadas al año, lo que supone un coste de 60.000 euros. Una de plástico --el 75% de las que hay en la ciudad-- vale 60 euros. Una de hierro cuesta ocho veces más.

De esta forma, cada fin de semana aparecen entre ocho y diez papeleras destrozadas, sin que se aprecie variación alguna entre los meses del curso académico y las vacaciones. La diferencia con respecto al resto de la semana --de lunes a viernes-- es significativa, ya que en este periodo sólo se registran dos o tres semanales. Las roturas de papeleras por uso se reducen en la capital a tres o cuatro diarias.

En cuanto a los contenedores, durante el año pasado se quemaron un total de 125. Este año la tendencia se mantiene en las mismas cifras. Hasta el pasado 31 de julio ya habían aparecido destrozados 62. Las roturas por uso ascendieron a 90 anuales.

El jefe de servicio de Conyser indicó que los registros son parejos, a diferencia de los puntos donde se producen los actos vandálicos en contenedores. "Da igual el sitio. Ocurre en toda la ciudad, a excepción de la calle Ródano con el cerro de los Pinos, que sufre mayor incidencia. Los utilizan para calentarse y hacer hogueras", asegura Morán. Un contenedor naranja cuesta 240 euros (40.000 pesetas).

En este sentido, apuntó que la única forma de evitar estos gastos extras pasan por la concienciación ciudadana. "Antes se daban quemas fortuitas de contenedores por los braseros de picón, ya que la gente echaba las cenizas y sabíamos de dónde era. Ahora no entiendo otra causa que el acto vandálico", aseguró. La factura de la reposición corre por cuenta del ayuntamiento.