La Policía Nacional ha detenido a dos mujeres, una de ellas menor de edad, por robar unos 5.000 euros a cuatro ancianos cacereños a la salida del banco, a los que previamente habían vigilado retirando el dinero y después, perseguido. Las detenidas forman parte presuntamente de un grupo organizado de cogoteros , como se denomina en el argot policial a este tipo de delincuentes, que probablemente opera en diversas ciudades españolas, según informaron fuentes policiales.

La detención se practicó el pasado 26 de septiembre al mediodía en Cánovas, cuando las mujeres intentaban localizar a una nueva víctima. La identidad de las arrestadas responde a las iniciales S. G. H., de 33 años, y S. Y. I., de 16 años, primas y ambas de nacionalidad búlgara.

Las dos están ya en libertad tras pasar, la mayor, a disposición judicial y la menor, a la tutela de los servicios sociales del menor, acusadas de 4 hurtos sin violencia. Ninguna tiene domicilio conocido en España, por lo que la policía teme que puedan volver a actuar en breve bien en Cáceres u otra ciudad.

Los robos por los que fueron detenidas ocurrieron los días 11, 17 y 18 de septiembre, después de que las víctimas habían retirado el efectivo de la sucursal de Caja Extremadura de Cánovas y otra entidad cercana. También se les imputó otro asalto del año pasado. De hecho, desde hace un año ambas estaban bajo sospecha ya que la policía contaba con una grabación de las cámaras de la entidad donde sacó el dinero la víctima, en la que se puede ver a las dos mujeres. Igual que en el caso de los asaltos del pasado septiembre.

Ante estos últimos robos continuados, la comisaría montó un dispositivo de vigilancia en las entidades financieras del entorno de Cánovas más de una semana para interceptarlas. Los ancianos asaltados, dos mujeres y dos hombres, tienen 85, 82 y, dos de ellos, 66 años. Les sustrajeron a cada uno cantidades que oscilan entre los 400 euros hasta 3.300.

EL METODO Las bandas de cogoteros están formadas generalmente por delincuentes sudamericanos o de países del Este especializados en distraer a clientes y empleados de entidades bancarias para sustraer al descuido importantes cantidades de dinero en las mismas oficinas.

También se dedican a vigilar y seguir a personas, generalmente de edad avanzada, y hábilmente le sustraen al descuido el dinero que antes han extraído de su cuenta. Para sus golpes, suelen elegir sucursales bancarias de zonas céntricas, con un gran movimiento de clientes que les permite no levantar sospechas.

En general, no suelen ser grupos violentos puesto que, según las mismas fuentes policiales, sin el uso de la fuerza los delitos se califican únicamente como hurtos, lo que implica una pena menor y, sin antecedentes, que no se ingrese en prisión.

Sin embargo, se han dado casos de grupos extremadamente violentos, sobre todo en grandes ciudades. En estos casos, suelen reducir a sus víctimas con un golpe en la nuca, de ahí su nombre. En Madrid se han dado varios así, el último ocurrió el 1 de agosto y la víctima falleció.

A las dos arrestadas en Cáceres, se les ha incautado una hoja de cúter que usaba una de ellas para rajar el bolso donde la víctima hubiera introducido el dinero, mientras la otra la distraía.

La policía está convencida de que ambas trabajan para un grupo dedicado a este tipo de asaltos. "Estos grupos utilizan usualmente a mujeres y a menores, a los que controlan y trasladan de una ciudad a otra", explica la misma fuente. Sin embargo, los agentes cacereños que llevaron a cabo esta operación no lograron detectar a sus responsables.

EL ROBO DE LOS 30.000 Precisamente, a una de estas redes de cogoteros se atribuye el robo de 30.000 euros de un coche cometido el 27 de septiembre en La Mejostilla. La víctima, una mujer, había sacado el dinero poco antes de la oficina del Santander de Cánovas. De camino a casa, paró en una multitienda para realizar unas compras, dejando el dinero en un bolso bajo el asiento. Los ladrones, que presumiblemente la seguían desde el banco, aprovecharon su ausencia para romper un cristal y hacerse con el botín. Aún no se ha podido detener a sus autores.