La Delegación del Gobierno en Extremadura confirmó ayer la detención del presunto autor del crimen del matrimonio asesinado en la Mejostilla. Fuentes de la investigación consultadas por este diario aseguraron que se trata de un hijo de la pareja, Carlos Barra Quintanilla, de unos 40 años de edad y que vivía con sus padres en el residencial Gredos.

El detenido, en paradero desconocido desde el lunes, permanecía anoche en los calabozos de la comisaría cacereña tras haber prestado ayer declaración. Hoy está previsto que pase a disposición judicial en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Cáceres, donde su titular, Francisco Matías Lázaro, le tomará declaración. El juez mantiene el secreto expreso del sumario en torno a un caso que ha conmocionado a la capital cacereña, donde los fallecidos eran muy conocidos y queridos.

Tres días después de que fueran encontrados los cuerpos sin vida del empresario cacereño y su mujer en la unifamiliar del número 63 de la calle Peñalara, las investigaciones de la policía dieron resultado con la detención del hijo, el menor de los cuatro varones del matrimonio, que además tuvo dos hijas.

LOS DETALLES Según fuentes de la investigación, fue detenido el miércoles en una población cercana a Zafra que no ha trascendido, donde se hallaba cuando los agentes dieron con él. La policía le seguía la pista y había dado la alerta en hoteles de la zona por si se hospedaba en alguno de ellos, informan Sira Rumbo y Carmen Hidalgo.

La Subdelegación del Gobierno en Cáceres ya había informado el pasado martes de que estaba "en paradero desconocido". Cuando la policía acudió al domicilio familiar el pasado lunes, Carlos Barra ya no se encontraba en casa, aunque vecinos de Gredos han asegurado haberle visto el pasado sábado en uno de los bares de la misma zona.

La detención fue anunciada ayer por la mañana por Germán López Iglesias, delegado del Gobierno en Extremadura, en una comparecencia urgente en Badajoz. De hecho, decidió regresar de un viaje a Guadalupe para informar de las novedades. Explicó que, "por la relevancia de la noticia", entendió que "era importante que se supieran aquellos datos que el juez, a través del secreto de sumario, permite transmitir". En este sentido, destacó que "era importante, sobre todo, para dar tranquilidad a la sociedad, a la ciudad de Cáceres y a los vecinos de la zona donde se produjo el doble homicidio".

El delegado del Gobierno solo pudo precisar que la Policía Nacional había detenido "al presunto autor" de las muertes, sin revelar su identidad, y que se estaban practicando las correspondientes diligencias que serían remitidas a su finalización, junto al detenido, al juzgado de instrucción número 2 de Cáceres. Este diario pudo confirmar a última hora de la mañana que aún no habían concluido, lo que imposibilitó que el detenido pudiera pasar ayer mismo a disposición judicial. López Iglesias aprovechó su comparecencia ante los medios de comunicación para "felicitar a la Policía Nacional por la eficacia y la prontitud que ha empleado en este caso".

A falta de la declaración que preste esta mañana el hijo del matrimonio asesinado, el caso del crimen de Gredos dio ayer un vuelco tras varios días con interrogantes abiertos.

Nadie se explicaba por qué Carlos Barra había desaparecido del domicilio, ni siquiera sus familiares más próximos sabían ayer dónde se encontraba hasta que conocieron que se había practicado una detención. Tampoco había acudido el pasado martes con el resto de sus hermanos a la misa en la parroquia de Santiago. En cualquier caso, la Delegación del Gobierno ya había apuntado el mismo día en que se hallaron los cadáveres que la policía manejaba la tesis de que había "un tercer implicado" en el suceso, aunque sin apuntar en ningún momento a un hijo del matrimonio.

Aún conmocionado, en el barrio donde ocurrieron los hechos tampoco se explicaban que había podido suceder en la casa de los Barra. La delegación confirmó que la escopeta con la que se efectuaron los disparos pertenecía a la familia y que los cuerpos habían sido encontrados en habitaciones distintas, tendidos en la cama. Desde el principio, se descartó el móvil del robo o que pudiera tratarse de un caso de violencia de género.