La ilusión del CATOVI es tener un campo. Porque aquí no se dice "tengo una parcela", sino "tengo un campo". De manera que llegado el buen tiempo la ciudad se despuebla los fines de semana. Pero tener un campo es incompatible con tener amigos. Porque los amigos suelen ir a tu campo con las manos en el bolsillo y unas tremendas ganas de comer y beber, pues ya se sabe que en el campo se abre el apetito. Lo que no llevan nunca son ganas de arar o utilizar la desbrozadora. Además van acompañados de esposas, lo que obliga a fregar los suelos, limpiar el caseto y disponer de tumbonas y sillas a discreción.

Si llevan nenes es conveniente que encierres a los perros para salvarles la vida. A los perros. En fin, un incordio muy caro. Nada tiene de extraño que inventen argucias para hacerte desagradable la visita. "No andéis por ahí, que hay culebras". "Cuidado con esas hierbas que son venenosas". "Ayúdame a llevar la leña"...

Hay que ver cómo ha cambiado el día de campo. Antes eran imprescindibles la tortilla y los filetes ´empanaos´. Desde que se inventó la ´thermomil´ ya puedes degustar pastel de guisantes con langostinos a la finas hierbas y tarta de queso con manzana helada.

Una vez abierto Eroski, no hay sillas de tijera sino hamacas indias en las que es complejo tumbarse e imposible levantarse sin que te de con las maderas en la nariz y te la rompa, como le sucedió el domingo a Mari Carmen. Con lo bonita que era la nariz de Mari Carmen. Aunque chatita está muy guapa. Gracias a Carrefour se asan ´secretos´ en la barbacoa. Porque ahora los cerdos tienen ´secretos´.

Desde que se celebra el Womad puedes sentarte en una silla africana y desriñonarte lentamente. Con lo bucólico y saludable que era sentarse en una piedra con el chorizamen pringándote los morros.