No hay días como el de ayer en Aldea Moret, solo una vez al año, desde hace tres, cuando se celebra la Aldea de Amex, una iniciativa que intenta poco a poco consolidarse. Los cimientos y las buenas intenciones, romper el tópico de una barriada marginal y problemática, están puestos, falta quizás aún una mayor respuesta del público cacereño.

Como en años anteriores, la Asociación Musical de Extremadura (Amex) citó en la barriada a músicos autóctonos (ocho grupos), artesanos y oenegés que difundieron con actividades y canciones un mensaje de cultura e integración desde por la mañana hasta bien entrada la madrugada.

Las rogativas a San Billy Corgan para que no lloviera, como pedía divertidamente la organización en su convocatoria, hicieron efecto, al menos hasta el cierre de esta edición, que aún faltaban varios grupos por subirse al escenario y la lluvia empezaba a amenazar los conciertos. El cartel: Zaira y Out of Silence y Qonvulsión, Amenoskuarto, La Taberna de Moe, Dedo Corazón, Ayahuasca y El Gitano, la Cabra y la Trompeta.

Casi ocho horas de música y otras tantas de actividades lúdicas volvieron a recordar por un día que otro Aldea Moret es posible con un poco de imaginación.