Comenzó como un día cualquiera pero, voilà , por arte de magia se fue convirtiendo poco a poco en una jornada diferente. Clowns y magos desplegaron sus artes para arrancar sonrisas por la ciudad y lo consiguieron. El festival Intermagia, promovido por Caja Duero, inició ayer su tercera edición con una decena de espectáculos en distintos puntos de la ciudad. Primero fue el de la unidad de Pediatría del San Pedro de Alcántara, con Kayto, especialista en entretener a los más pequeños. Después él y el resto compañeros hicieron lo propio junto a los mayores de la Asistida, la de Parque del Príncipe y la de la avenida de Cervantes y para las familias del paseo de Cánovas.

"Trabajar en la calle es más difícil que un teatro, porque tienes que reaccionar ante cualquier ruido, todo es más inmediato, y las reacciones del público más directas", explicaba el mago Peter Wardell tras acabar su espectáculo junto al quiosco de la música, ante un nutrido grupo de familias que no cesó de incrementarse en la hora y media que duraron las tres actuaciones que hubo ayer por la tarde. "Este tipo de espectáculos te obligan a mantener la atención del espectador mientras consigues captar la de los que pasan por aquí", aseguraba mientras actuaba Junge Junge.

Hacerlo en un recinto cerrado tampoco es fácil. Kayto actuó ayer primero ante los niños hospitalizados en le San Pedro de Alcántara y por la tarde ante los mayores de las Hermanitas de los Pobres. "Los niños son el público más complicado, porque solo ellos son capaces de desentenderse por completo si no les interesa lo que haces", afirmaba "mientras que con mayores, es un placer trabajar porque en este rato sé que han sido niños", añadía tras media hora de magia, globoflexia y espectáculo. "Es que yo soy payaso igual que mis padres lo fueron",contaba después. "Nací en el circo, y con ocho años empecé a participar en espectáculos, la magia llegó después y la cogí también", explicaba.

La mezcla contó con el beneplácito del medio centenar de ancianos, familiares y trabajadores de las Hermanitas de los Pobres que vieron su espectáculo. "Esto les permite una tarde diferente al paseo y tele", contaba Concepción Campo, una de las trabajadoras. Junto a ella, Dolores Santiago, una de las residentes, no paraba de reir: "Está bien, es diferente", decía. Otras habían acudido allí a ver a Kayto "como fan que soy", decía Mónica Pavón. De hecho, esperó pacientemente al final de la actuación para pedirle que le dedicara una de las cartas que usó.