--¿Qué recuerdo le ha quedado de su paso por la política?

--Muy agradable por haber podido plasmar mi firma en proyectos muy importantes para la ciudad como el desarrollo del R-66 o Los Fratres. Fue el gran boom de la ampliación de la capital. Parece que las cosas se han hecho ahora. También cómo creció la Mejostilla. Cáceres era una cosa antes de 1991 y después fue otra. Cuando llegabas a la carretera de Salamanca no había nada. Nunca pedí nada a cambio porque ni estaba liberado ni cobré nada.

--¿Le dio muchos quebraderos de cabeza el cementerio?

--Es un tema muy sensible y, con la misma sensibilidad que piden los ciudadanos, yo lo estuve llevando. Siempre procuramos que hubiera nichos disponibles, que era lo principal, además de la limpieza. Se construyeron más de 600 cuando estuve. La ciudad crece y la gente fallece. Es un tema que hay que tener previsto.

--Fue uno de los impulsores de las escuelas deportivas municipales en aquella legislatura, un proyecto que ha pervivido con el paso de los años...

--No me gustaría echarme todas las flores. Sánchez Polo me encargó la concejalía de Deportes y, claro, qué mejor deporte en un ayuntamiento que unas escuelas deportivas funcionando, que no existían. Implicamos a todos los clubes y federaciones de Cáceres y me llevé grandes sorpresas como Fidel, el encargado de los pabellones, que lo cogió con una gran ilusión. Todos los conserjes se volcaron para que se pudieran hacer las inscripciones. Vicente Montes, que fue director general de Deportes, también me ayudó mucho.

--En los inicios no había que pagar por este servicio. Ahora sí. ¿Comparte el cambio?

--No lo comparto. Es como pagar por la educación básica. No estoy de acuerdo en que haya que pagar por el deporte base en un ayuntamiento. Hay que buscar todos los medios que hagan falta, pero no me imagino una EGB teniendo el niño que pagar.

--De todo lo que hizo, ¿de qué se siente más orgulloso?

--Sobre todo de las escuelas. Es un modelo que pervive, con las lógicas modificaciones, pero me siento orgulloso de que sigan.

--La legislatura del 91 al 95, que terminó con la ruptura del pacto por EU, ¿fue tan tormentosa?

--Ni mucho menos. El pacto se rompió al final y llegamos a plantearnos cederle la alcaldía a José María Saponi. Pensé que iba a haber más oposición por parte de Luismi (Rubio) y, sorprendentemente, no hubo ninguna.

--¿Se ha perdido calle en la política municipal?

--Antes éramos más llanos, no tan técnicos como ahora. Las concejalías son excesivamente técnicas. Para eso están los funcionarios del ayuntamiento, para que tú, que tienes un proyecto y lo quieres llevar a cabo, hay unos técnicos municipales a quienes ir a consultar qué vías legales tienes que seguir. Seguro que así no te metes en ningún follón. Claro que la política municipal ha perdido calle. En mi época los políticos éramos calle pura y dura. Mi hija me decía que no me veía porque, cuando no era un pleno, era una comisión o había que ir a ver a una asociación de vecinos. Estaba todo el día liado y me gustaba. Lo hacía con ilusión.

--¿Volvería si se lo pidieran?

--Estoy a disposición del partido siempre. Si me dicen que puedo aportar algo a esta ciudad, ¿por qué no? Hablaríamos. No me rasgué las vestiduras cuando Carmen Heras no me llevó en sus listas las pasadas elecciones.

--¿Cómo ve ahora la ciudad?

--Triste. Espero que haya algo que nos haga recuperar la alegría que hemos vivido en esta ciudad. Es muy triste que cada día haya más gente yendo a Cáritas o que el cura de mi barrio me diga que tiene más de sesenta familias que ayudar. Eso duele. Que la gente lo pase mal no es bueno. Espero que la situación se recomponga cuanto antes.

--¿Por qué le dio por ganarse la vida vendiendo colchones?

--Llevaba toda la vida trabajando en Pikolin y un día me planteé montar mi negocio y mis hijos me animaron. Han pasado ya 11 años.

--¿Qué le quedó por hacer?

--A lo mejor parece una tontería, pero me quedó por organizar un buen cierre de las escuelas deportivas.

--¿Carlos Sánchez Polo?

--Un tipo serio y honesto y una excelente persona, quizá excesivamente estricto con el dinero. Era muy austero.

--¿José María Saponi?

--Tengo muy buenos recuerdos y nos saludamos. Creo que fue un buen alcalde.

--¿Victoriano Roncero?

--Es una pena que no llegara a ser alcalde. Tenía una capacidad de gestión increíble. Hubiera sido un crack.