Tras 30 años y medio al frente de la asociación vecinal de Aguas Vivas, Diego Sánchez Polo cede el testigo a una nueva junta directiva presidida por José María Patrón. El veterano portavoz vecinal hace balance de esta larga etapa al frente de uno de los colectivos más antiguos de la capital y se muestra satisfecho por haber logrado los objetivos que se proponía.

--¿Cómo analiza este tiempo en la asociación?

--Ha sido duro, pero hemos trabajado con mucha ilusión. Hemos tenido muchísimos problemas, pero hemos logrado salir adelante.

--¿En qué ha cambiado la barriada de Aguas Vivas?

--Ha ido a más, pero esa pregunta hay que hacérsela a los vecinos. Cuando llegamos, no se podía ni andar. Estas casas las hicieron nuestros padres con los solares que les dio el ayuntamiento. Los restos de las obras se vertían en la charca y los que tenían vacas, el estiércol. Era el barrio más pobre y más abandonado de la ciudad. Nos hemos criado con los gitanos y sus hijos. Nos llamaban el barrio de la teta negra.

--¿De qué logro para esta zona se siente más satisfecho?

--Cogimos Aguas Vivas hecho una mierda y ahora ya no nos falta de nada, aunque no tengamos ningún lujo. Lo más necesario, lo tenemos todo.

--Ponga algunos ejemplos...

--Hemos arreglado la charca, que se ha convertido en un gran paseo. También se han hecho las pistas deportivas, la nueva sede vecinal, los acerados y el alumbrado en todo el barrio. También se ha arreglado la entrada al parque del Príncipe, que nos ha costado 30 años y que ya está muy bien. Hemos hecho también el acerado a la ronda Norte. Antes había que ir en fila india porque no tenía ni arcén. Se lo agradecemos a la actual alcaldesa, que nos llevó a ver al presidente de la diputación provincial.

--¿Los vecinos también han cambiado?

--Ya solo quedamos los mayores porque todos los chiquillos se han ido casando y marchándose de la barriada. Tenemos ya poca gente joven viviendo.

--¿A cuántos alcaldes ha conocido en estos 30 años?

--A González Cascos, Domínguez Lucero, Iglesias Marcelo, Sánchez Polo, Saponi y Heras. Sobre todo, tengo muy buenos recuerdos de Domínguez Lucero y Saponi. Han sido los mejores porque nos han atendido muy bien. Sabían que lo que les estábamos pidiendo era necesario para el barrio. Además, vinieron muchísimas veces a vernos.

--¿Cómo se ha desarrollado el traspaso de poderes con la nueva junta directiva?

--Ha sido fatal porque han sido muy interesados y se han portado muy requetemal con nosotros. Lo primero que han hecho ha sido quitar todas las fotografías que teníamos colgadas en la sede de la inauguración. Lo hicieron cuando aún eran una comisión rectora y no una junta directiva.

--La nueva junta directiva asegura que quiere darle vida a la sede vecinal...

--Me parece correcto. A los dos días de constituir la junta rectora nos pidieron la cartilla de la asociación. Les hemos dejado un superátiv de más de 2.600 euros y cerca de 200 socios para que puedan empezar.