Se dice habitualmente de la vida que ésta es injusta, sobre todo cuando a una persona "de bien" le sucede algo funesto que no merece, o le sobreviene una mala racha. Es una frase hecha, una sabia reflexión, proveniente de aquellos antepasados de los cuales deberíamos aprender, y no meramente repetir sus dichos sin valorar la enseñanza intrínseca que intentaban transmitir.

Efectivamente la vida tal cual no es justa, pero es mucho peor cuando el ser humano se empeña en provocar que así sea.

Hace unos días escuchaba en el Parque del Rodeo de Cáceres cómo un niño de apenas 6 años, le decía a su padre que de mayor quería ser arquitecto, a lo que el progenitor respondió que tendría que ser mejor en el colegio, estudiar mucho y ser tenaz...y quizás así lo lograse. Ese "quizás" me llegó al alma, porque aunque dura, no era sino una realidad que olvidamos transmitir a nuestros jóvenes, por ser una verdad llena de desesperanza, pero cargado de razón.

NOS ENSEÑARON que todo esfuerzo tiene una recompensa, que con empeño podríamos lograr lo que quisiéramos, que tras unos estudios podríamos acceder al puesto que soñásemos, y, en definitiva, que si uno se lo proponía, siguiendo los parámetros establecidos, podría alcanzar lo proyectado. Pero no nos enseñaron que esta vida no tiene manual de instrucciones que valga, y que tras el "paso uno", no tiene por qué ir el "paso dos" necesariamente. Ojalá fuese todo tan fácil, pero no es así. En cuanto los intereses humanos se cruzan en el camino de estas reglas "del tebeo", todo se viene abajo: el plan de "casa, mujer, perro y niños" se desvanece cuando tras terminar sus estudios, les cierran una y otra vez las puertas chafando sus planes de futuro.

LOS JOVENES QUE actualmente salen al mercado laboral, se dan de bruces con un mundo real que no se les explicó en los libros. Estamos ante una generación que se siente engañada, y, desgraciadamente, no se les puede reprochar nada al respecto, porque están cargados de razón.

Es la generación del contrato basura -si alguna vez existió contrato-, del "aunque ahora no cobres, dentro de nada ya te pagaré", del "estás sobradamente preparado pero no eres lo que necesitamos", del "enchufismo", de los eternos becarios, de los puestos dados "a dedo" y de la nómina a plazos (hoy un poco, el resto en dos meses y ya veremos qué pasa con lo que queda).

Una generación llena de ilusiones frustradas, que cuando venga a reclamarnos no se conformará con un "la vida es injusta" entonces, ¿qué les vamos a decir?