La capitalidad de Salamanca tuvo en el 2002 un presupuesto de 39 millones de euros. Más de 22 procedían de las aportaciones de instituciones y 14 de patrocinadores. El informe Palmer, estudio encargado por la Comisión Europea para analizar la gestión de las capitales europeas, deja bien clara la importancia del dinero público nacional para sacar adelante el proyecto. En las cuentas de la capital charra hay que sumar además los 46,5 millones de euros en infraestructuras.

Muy lejos del volumen económico de Salamanca se sitúan las cifras de Santiago de Compostela en el 2000. La ciudad gallega gestionó casi 23 millones de euros, de los que solo 220.000 procedieron de la Unión Europea y una gran parte de patrocinadores, que aportaron 15,7 millones al presupuesto. El consorcio de instituciones en el que participaron en aquel entonces el Estado, la comunidad autónoma y el ayuntamiento financió el evento con 6,9 millones.

Sin cifras en este informe de Madrid, primera ciudad española que acogió la capitalidad en 1992, la experiencia de salmantinos y gallegos estuvo arropada por un largo listado de mecenas. En el caso de Salamanca figuraron, entre otros, El Corte Inglés, Telefónica, Caja Duero, RTVE o Iberia, a pesar del exiguo apoyo local y regional. Entre los apoyos privados más fuertes en Santiago aparecen compañías y aerolíneas como Spanair, Air Europa o Halcón Viajes, además de Unión Fenosa o Campofrío.

En Salamanca solo se ingresaron 1,7 millones de euros por venta de entradas y merchandising. De los 39 millones del presupuesto, 23 fueron para la programación cultural. En Santiago, casi seis millones se destinaron a proyectos europeos. La ciudad recibió 380.000 visitantes durante el año de la capitalidad cultural. En Salamanca la cifra de turistas alcanzó los tres millones, siempre según los balances oficiales.