Guillermo de Ockham propuso un principio que puede aplicarse a todas las facetas. El principio de economía: "No deben multiplicarse los entes sin necesidad". Es lo que hace la naturaleza pues su sabiduría la induce a ahorrar fuerzas, consciente de que la energía es limitada y no debe malgastarse. (La refracción de la luz es un ejemplo).

Sin embargo los hombres no le hacemos caso. Ahí están los múltiples cargos de jefes, jefecillos, vices, vice-vice, sub-sub del vice-vice... que encontramos en tantas empresas y organismos políticos. Una empresa multinacional parece haber entrado en el camino de la sensatez. Acuciada por la crisis se ve en la necesidad de reducir gastos pero en lugar de despedir a los trabajadores ha decidido prescindir de 1200 cargos directivos.

Imagínense los miles de ejecutivos, jefes y jefecillos que tendrá la empresa si puede desprenderse de tal cantidad sin que su desarrollo se resienta. Y piensen en el trabajo que llevarán a cabo cuando son los primeros en salir por patitas sin menoscabo de la pujanza empresarial. Porque ya no es solamente el dineral que ganan sino la labor que desempeñan y la rentabilidad para una empresa. Como es lógico, los gerentes habrán pensado que es preferible echar a quienes menos necesitan para poder mantener a quienes son realmente productivos y hacen posible la producción, los trabajadores.

Si fuera dueño de una empresa de donuts ¿a quién echaría en caso de necesidad?. ¿ Al subdirector del área de diseño con compás o al que hace el agujero, al subjefe adjunto a la dirección o al que hace la masa?. Ojala la crisis también sirva para racionalizar la gestión y valorar y mantener a quienes de verdad hacen el trabajo.