Parece ser que el señor Don Carnal hace ya varios febreros que no nos complace con su visita. El Carnaval comienza a parecerse más a un sepelio que a una celebración festiva. Aún recuerdo con nostalgia la emoción que sentía cuando era un chaval y veía cómo montaban la carpa. Por entonces había más ambiente y se podía estar hasta bien tarde en los garitos de la plaza o bailar el mitiquísimo Paquito Chocolatero agarrado de dos chicas guapas disfrazadas de enfermera. Qué tiempos. ¿Dónde está aquella carpa? ¿Dónde están los músicos? Habría que relanzar la fiesta de una manera más atractiva. Estamos cualificados para hacer una ciudad viva, culta e inquieta. ¿No creen que deberíamos implicarnos un poco más para que Cáceres algún día, y por qué no en 2016, sea referente cultural?

*Músico