Vivir y dormir en menos de seis metros. Así es como llevan seis años Josefa, José Antonio y su hijo de año y medio, quienes han tenido que trasladar la cama y la cuna del bebé al salón porque los ruidos de la carnicería que se encuentra justo debajo de su vivienda les impiden conciliar el sueño. El dormitorio del matrimonio está vacío, solo lo utilizan para vestirse y guardar la ropa en el armario.

El sonido, ensordecedor por las noches según explica Josefa, procede de las cámaras frigoríficas de una carnicería, situada en la avenida de la Constitución, en Aldea Moret. "Las cámaras frigoríficas producen un sonido insoportable, hemos tenido que trasladarnos al salón porque aquí se oye menos, las cámaras están justo debajo de nuestro dormitorio", explica Josefa.

Han realizado cinco denuncias a la policía, además de decenas de escritos al ayuntamiento para pedir una solución. Tras ello, hace dos meses técnicos municipales realizaron mediciones en el interior de la vivienda y al comprobar que el ruido superaba los decibelios exigidos por la normativa se requirió al dueño del establecimiento que en un plazo de quince días insonorizara el local. "Hemos visto que han hecho obras, pero el ruido sigue escuchándose, la única solución es que lo insonorice al cien por cien", asegura Josefa.

Depresiones y ansiedad

La dificultad para conciliar el sueño les ha afectado también en su vida diaria. José Antonio sigue un tratamiento por depresiones y ansiedad y su hijo pequeño está inquieto. "Estamos esperando a que nos den el resultado de la última medición, aunque parece ser que sigue siendo superior a lo permitido. Necesitamos una solución", insiste Josefa, quien recuerda que hubo un tiempo en que la carnicería la regentaba otro propietario por traspaso y éste instaló unos temporizadores en las cámaras para que se apagaran por la noche: "Se apagaban a las 00.00 y arrancaban otra vez a las 07.00 horas, al menos durante ese tiempo sí dormíamos", dice.

Por su parte el propietario de la carnicería de la avenida de la Constitución rehusó hacer declaraciones, aunque aseguró que su establecimiento cumple las normas y que la situación está ya en manos de sus abogados.

La familia afectada explicó su problema la pasada semana en la sesión plenaria del ayuntamiento y se llevó el compromiso de la alcaldesa, Elena Nevado, de que todo se solucionaría. Aún continúan a la espera de que su casa se funda en el silencio de la noche y dormir de un tirón, para ellos es un sueño.