Los cacereños Francisco Hernández y Urbano González, dos apasionados del aeromodelismo desde pequeños, se han embarcado en la aventura de construir, y lo han conseguido, el avión más grande de España a escala 1/1, un Cri-Cri, el bimotor más pequeño del mundo.

Ambos pertenecen a la Agrupación Cacereña de Aeromodelismo, de la que Hernández es el presidente, que organiza la Concentración de Jet y Grandes Modelos Bellota Jet, un evento internacional con 20 ediciones en su haber.

A pesar de que no es un modelo "bonito", reconocen que lo suyo fue un "flechazo", ya que pese a que lo conocían desde hace años no fue hasta una exhibición en Francia cuando lo vieron de cerca e incluso se subieron a él "y salimos enamorados del aparato", aseguró González. Por este motivo, al día siguiente de llegar a España estaban buscando los planos.

Se trata de un avión con 5 metros de envergadura por 5 de longitud de fuselaje y dos motores de 110 centímetros cúbicos, y con unas características de vuelo extraordinarias, ya que es capaz de coger 275 kilómetros por hora de vuelo de crucero y hacer acrobacias, lo que les "entusiasmó", según explican.

El hecho de que sea tan pequeño permite hacer un aeromodelo muy grande a escala 1/1, porque si tuviera una dimensión mayor no sería viable, ya que sería imposible por problemas de transporte y montaje.

La mayor dificultad a la hora de construirlo ha sido la cabina, porque era lo único que no podían fabricar y tuvieron que comprar la original en Francia, además para traerla fue necesario un embalaje especial y un transporte un poco complejo que demoró su construcción.

"El resto lo hemos hecho todo nosotros" y es una reproducción exacta, incluso en los remache, que le dan "ese aspecto tan espartano". El avión ha sido presentado en la última edición del Bellota Jet, en Cáceres, donde causó auténtica sorpresa, ya que los pilotos y el público no se imaginaban que lo iban a construir con tanta fidelidad. Urbano González reconoce que cuando ocupó la posición del piloto, en la que habitualmente va un maniquí, le dieron "ganas de volar", aunque el avión no está preparado para soportar el peso de un piloto.