Las autoridades y los profesionales del sector afirman que la incineración es actualmente la mejor opción y la más acorde con los tiempos, ya que supone mayor higiene, ahorro de espacio en los cementerios (casi todos están al límite y Cáceres ya tramita una ampliación), menor coste económico (un entierro cuesta alrededor de 128 euros más) e incluso mayor decoro, ya que las tumbas suelen acabar abandonadas cuando fallecen los familiares cercanos. Estas razones han incrementado el número de incineraciones en el crematorio de Cáceres, abierto en octubre del 2005, ya que durante el primer año solo se utilizaba en una de cada diez defunciones (10%) y a lo largo del 2008 se han elevado a dos de cada diez (20%). Sin embargo, la ciudad aún se encuentra por debajo de la media nacional, situada en un 25%.

Según los datos facilitados por el concejal de Desarrollo Local e Infraestructuras, Miguel López, durante el 2008 se registraron concretamente en Cáceres 448 inhumaciones frente a 115 incineraciones (pudo haber más fallecidos cuyo funeral se desarrolló fuera de la ciudad). Los familiares de los primeros abonaron una media de 591 euros por entierro (en España el promedio se eleva a 1.500 euros), incluido un nicho por 30 años que finalizado ese periodo puede prorrogarse o pasar a titularidad municipal para una nueva cesión (las tumbas ya no son a perpetuidad). Por su parte, las incineraciones suponen alrededor de 463 euros, cantidad que además contempla el transporte y el depósito, porque el crematorio cacereño tiene una tasa económica en comparación con la media.

"Se trata de la mejor alternativa, pero todavía nos queda bastante por avanzar hasta llegar a la media nacional. Hablamos de costumbres arraigadas y es cuestión de irse mentalizando", explica Miguel López. Este cambio, además, resulta casi obligado a tenor del índice de ocupación de los cementerios españoles. "Hay un total de 16.600, de ellos el 28% se encuentran a más del 90% de su capacidad, y el 5% están casi al 100% sin posibilidad de ampliación. La situación en el resto no es mejor, y Cáceres roza el límite", subraya el edil.

Los crematorios llegaron a España en 1974 con la empresa Lázar. Se sabe que los ciudadanos son reacios a utilizarlos en los primeros años, pero después sus servicios van en aumento, tal y como viene ocurriendo en Cáceres. Por ejemplo, en el 2008 hubo diez incineraciones más que en el 2007, y en el resto del país también se incrementan.

Según los datos de la Asociación de Funerarias de España que baraja el concejal, las incineraciones ya superan a los enterramientos en ciudades como Málaga (67%), Sevilla (64%), Islas Baleares, Zaragoza o Vizcaya. Otras, como Huelva y Granada, ya alcanzan el 50%, y Madrid, Valencia o Córdoba se sitúan en el 40%. Sin embargo, Murcia no despega (12%) y en Valladolid incluso suben los enterramientos.