Diez años de prisión es la pena que la Audiencia Provincial ha impuesto a un vecino de Cáceres, Rafael Andrada Estévez, por un delito contra la salud pública, con las agravantes de ejercer su ilícita actividad en un establecimiento abierto al público y vender a menores. Se le ha considerado culpable de vender drogas durante más de un año en el bar Atocha 13, situado en la calle doctor Fleming número 6, que regentó desde febrero del 2003 y hasta que fue precintado por la policía en mayo del 2004.

Rafael Andrada fue juzgado el pasado día 28 de marzo. Junto a él se sentaron en el banquillo otros tres acusados. De ellos, Miguel Lucas también ha sido considerado culpable del mismo delito --preparaba las papelinas y permanecía en el bar para su distribución y venta-- y condenado a nueve años y un día de prisión, mientras que a J. A. C. H. y G. M. se les absuelve "al no haberse acreditado suficientemente su colaboración", recoge el fallo.

Además de la pena de prisión, Rafael Andrada y Miguel Lucas tendrán que pagar, cada uno de ellos, una multa de 4.500 euros.

Respecto al local, que el condenado Rafael Andrada tenía en subarriendo, y que permanecía precintado desde el 13 de mayo del 2004, el tribunal acuerda el desprecinto en que se encuentra y la puesta a disposición del mismo de su legítimo propietario.

LOS HECHOS El tribunal ha considerado probado que desde, al menos, diciembre del 2003 el regente del bar Atocha 13 "se venía dedicando, además de a la actividad ordinaria de un establecimiento de esta naturaleza, a vender dentro del mismo a terceras personas, algunas menores de edad, tanto hachís como cocaína, amparándose en el funcionamiento del establecimiento para mayor facilidad en la obtención de clientes y más seguridad de su actividad clandestina".

Por su parte, Miguel Lucas permanecía diariamente en una habitación existente tras la barra, desde la que, por un hueco abierto en la pared y tapado por un tablero basculante, "entregaba a Rafael las papelinas que hacía llegar al cliente".

Se desconoce con exactitud, se concluye, el número de papelinas que se llegaron a vender, pero "sí se ha acreditado que en los días que el local fue vigilado por agentes de la Policía Judicial un promedio que superaba el medio centenar de personas acudieron al local abandonándolo tras estar en él escasos minutos".

En el registro del bar se incautaron 412,63 gramos de hachís, valorados en 2.063 euros, así como útiles y envoltorios con restos de cocaína y cannabis.