Ellas cuidarán de sus hijos, harán las tareas domésticas, dedicarán tiempo al trabajo y preferirán pasar horas con su familia a ir de copas. Ellos sacarán al perro, tendrán los hijos los fines de semana, dedicarán tiempo al trabajo y pasarán tiempo con sus amigos. Así se ven los adolescentes cacereños dentro de 20 años. Y es que, según revela un estudio realizado por la Fundación Mujeres entre 21 centros de Cáceres, los estereotipos no han cambiado tanto. "Llama la atención que solo un 38% de los chicos consideren que sus hijos tendrán una gran importancia en su vida, frente al 66% de las chicas que anteponen a sus retoños al ocio o a otros asuntos", explicó la organizadora de los talleres, Sara Santano. Entre febrero y abril han participado en estas actividades cerca de 1.500 alumnos desde Tercero de Primaria hasta Segundo de Bachillerato y Formación Profesional. Todos ellos han aprendido desde temas de corresponsabilidad hasta prevención de violencia doméstica u orientación profesional.

El camino hacia una completa igualdad es largo y difícil a pesar de que el 40% de los adolescentes reconoce que en su casa casi todas las tareas domésticas se llevan a cabo a medias entre sus padres y madres. Excepto la plancha. Parece que poner las camisas a punto después de lavarlas aún continúa siendo una labor femenina, al menos en las familias cacereñas. Y es que en el 78% de los hogares son ellas las que realizan esta actividad frente al 8% de ellos (solo en el 13% de los casos planchar es unisex). Lo mismo ocurre con las reuniones escolares, a las que acuden el 62% de las madres frente al 11% de los padres y únicamente en el 27% de las familias son ambos los que van a las citas con los profesores.

La televisión, internet, los medios de comunicación, la educación familiar y escolar y los amigos son la causa de que las diferencias entre ambos sexos continúen existiendo. Estos talleres han demostrado, por ejemplo, que los padres están más pendientes de sus hijas que de sus hijos, las obligan a volver antes a casa o que se preocupan más por sus relaciones sociales.

Roles nocturnos

Pero los tintes de igualdad no se manifiestan solo entre las figuras paternas y maternas, sino también entre los propios adolescentes. En una de las actividades se les propuso un juego. Debían imaginarse cómo sería una noche de juerga. "Es curioso porque los chicos se reconocían acompañando a las chicas a casa o dando el primer paso en el sexo. Y ellas las que esperan en la discoteca a que él las llame. Después intentamos que imaginasen la misma historia al contrario: ellas les llevan a casa, les besan,... Se reían porque lo veían antinatural", explica la organizadora.

La concepción del machismo y violencia doméstica es una de las pocas cosas que ha cambiado entre los jóvenes cacereños: "antes los niños asimilaban el maltrato a las drogas o el alcohol y creían que se trataba de un asunto íntimo en el que no había que involucrarse. Pero ahora no. Ahora saben que su causa es el machismo y reconocen que hay que contarlo ante todo", dice la organizadora. Y para sensibilizar a estos niños han proyectado distintos cortos realizados por adolescentes que han vivido en primera persona el maltrato en sus hogares. Ellos cuentan cómo se escondían bajo la cama mientras su padre pegaba a su madre, cómo intentaban defenderla, cómo fue arruinándose su vida poco a poco hasta el día en que todo acabó. Una denuncia lo hizo parte del trabajo.