En el centro de la ciudad y cada día más deteriorado, así se encuentra el edificio sindical, situado en la avenida Primo de Rivera y que en la actualidad ocupan las centrales sindicales de Comisiones Obreras (CCOO) y UGT y la patronal (Federación Empresarial Cacereña). El inmueble, propiedad del Ministerio de Trabajo (que hace años que trasladó su sede a Macondo) «se encuentra en el marco de una subasta», indicaron fuentes ministeriales a El Periódico Extremadura.

Otra de las grietas.

Las mismas fuentes reiteraron que el edificio sale a subasta «para su enajenación, para su venta», aclararon. Igualmente recordaron que se trata de un patrimonio sindical y que para todo este proceso se está dialogando con los sindicatos y la patronal.

Desde el Ministerio de Trabajo se apuntó que el asunto de la subasta «se ha encomendado a Segitsa» y que el proceso se está ralentizando porque en esta subasta están incluidos otros inmuebles del patrimonio sindical. «Al incluir otros edificios se va a producir una dilación de plazos», señalaron desde el gabinete de prensa del ministerio, que insistieron en que se ha planteado esta propuesta de la subasta y que se ha realizado en un clima «de diálogo y acuerdo» con los ocupantes del inmueble.

Sobre esta cuestión también habló para este diario la delegada comarcal de Comisiones Obreras en Cáceres, María Berrocal, quien calificó de «deplorables» las condiciones en las que se encuentran los locales. «La realidad es que no cumple ningún requisito de habitabilidad». Este diario pudo comprobarlo: puertas que no cierran bien, zonas comunes en pésimo estado, mucho frío, suciedad, paredes en mal estado...

«Que está en venta es seguro», dijo Berrocal, quien matizó que es el Ministerio de Trabajo el que se hace cargo de la gestión del edificio. Desde Comisiones Obreras se recordó que las condiciones del inmueble han ido a peor desde que se construyó el párking subterráneo de Primo de Rivera, que ocasionó unas grietas que aún son visibles en la fachada y en el interior de una finca cuayas 6º, 7º y 8º plantas no están utilizadas.

«Desde 2015 estamos sufriendo esta situación, ha habido catas y, nada, ninguna solución. Los suelos se van dilatando y esas grietas han causando un grave perjuicio. El que el mobiliario esté en peor situación ya es lo de menos, lo peor y lo más preocupante son las grietas», insistió Berrocal.

Entre los ocupantes del edificio se especula con que una cadena hotelera se haya interesado por él, algo que está por confirmar.