El eje San Francisco-Mira al Río, uno de los principales proyectos de esta legislatura, absorberá diariamente un flujo de 5.000 vehículos, los mismos que venía soportando antes del comienzo de la obra pero con la diferencia de que tras la finalización de este proyecto, el tráfico discurrirá con más seguridad para los coches y también para los peatones, según aseguró ayer el concejal de Fondos Estratégicos en el ayuntamiento, Javier Castellano.

El edil, junto a sus compañeros Santos Parra (concejal de Tráfico) y Joaquín Rumbo (de Obras) acudió a la inauguración de la primera fase de esta obra, la que va desde la plazuela de San Francisco hasta el comienzo de la ronda de San Francisco, principal nexo de unión de la ciudad con la residencia y con la carretera de Medellín.

En el proyecto global del ensanche de Mira al Río (que se efectúa con apoyo de fondos europeos) se invertirán 2.400.000 euros; de ellos, más de 800.000 se han destinado a esta primera fase, que ayer se abrió definitivamente al tráfico desde que el pasado mes de marzo dieran comienzo las obras.

Esta primera actuación ha sido una de las que mayor debate social ha generado en la ciudad, puesto que implicaba la eliminación de los brazos del puente de San Francisco, que ahora ha quedado reducido y situado en el centro de una rotonda que abarca la práctica totalidad de la plaza. Castellano quitó hierro a este asunto y dijo: "No creo que haya habido nunca ninguna polémica y la prueba es que ahora el apoyo a la obra es unánime".

En este sentido, Castellano insistió en que el puente no tiene valor patrimonial puesto que del original (el que hicieron los franciscanos en 1472) sólo quedan algunos elementos que fueron reutilizados en las sucesivas transformaciones que desde entonces ha sufrido la pasarela. No obstante, el concejal insistió en que el puente se conserva como reliquia por "el valor simbólico que tiene para la barriada".

ILUMINACION Castellano ensalzó la labor que en esta línea han realizado los arquitectos del proyecto, la ute Santano-Sempa (adjudicataria de la obra) y el propio Ayuntamiento de Cáceres: se han colocado diversas especies vegetales, palmeras, farolas y una iluminación especial para el puente, con focos ocultos bajo cajas de piedra para evitar su posible impacto visual.

Pero en lo que insistió el edil fue en el valor patrimonial del pilón Pequeño, del siglo XV, con fábrica de la época de Felipe II, que se encuentra anexo a uno de los muros exteriores del Museo de Pedrilla. El monumento se ha rehabilitado, elevado y recuperado, puesto que estaba escondido entre coches y contenedores de basura. Además, el ayuntamiento lo ha puesto en funcionamiento y de su caño --que lleva en relieve un sol-- ya sale agua.

El concejal de Fondos Estratégicos estimó que el conjunto de la obra podría estar finalizado en otoño, aunque no se atrevió a dar una fecha concreta. El consistorio está colocando acerados y ensanchando la vía para evitar los problemas que hasta ahora se producían en Mira al Río, principal conexión por el este entre Cáceres y la carretera de Madrid. Castellano insistió en que con esta actuación "miles de escolares y de vecinos dejarán de jugarse literalmente la vida".

Aunque en el barrio se han repartido octavillas en contra de la obra, el presidente de la asociación de vecinos, Juan Burgos, se manifestó a favor del proyecto. "Llevo 64 años en el barrio y creo que ha quedado precioso, pero entiendo que esto es una feria: a unos les gusta, a otros no".