Abierto desde 1993, Ricardo Romero, director del salón de belleza y peluquería que lleva su nombre, observa un gran cambio de tendencia en las demandas de los hombres que acuden a su negocio. "El aumento en los últimos años en el culto al cuerpo masculino ha sido espectacular. Antes sólo venían a cortarse el pelo. Ahora se hacen la cara, se depilan con cera e incluso se arreglan las manos o se recortan la barba", afirma. Así mismo, explica que este tipo de clientela es "muy fiel", ya que "si a un hombre le das buen servicio, repite. En estos tiempos, les gusta proyectar al exterior una buena imagen".

Señala Romero que se ha notado un aumento en la demanda en general en los últimos tiempos, y lo achaca a diferentes factores. Señala, por ejemplo, una mayor preocupación entre los jóvenes por cuidar su imagen. Y también "que, tras una larga crisis, parece que ya se está viendo la luz al final del túnel y la gente lo nota en sus bolsillos". Por ello, para aprovechar la clientela creciente, este salón de belleza ha optado en los últimos tiempos por ampliar servicios.