Un accidente de tráfico le cambió la vida. Cuando el cacereño Raúl Gallego se dirigía a su trabajo perdió el control de su vehículo en la avenida de Las Lavanderas. Ese día había llovido un poco, los neumáticos patinaron y terminó chocando contra una farola y dando varias vueltas de campana. Ahí empezó su calvario. Ocurrió hace dos años, cuando él tenía 39, y aún no ha logrado recuperarse. Con el siniestro sufrió un latigazo cervical. Y, tras practicarle diferentes pruebas, el diagnóstico confirmó que aquello le había provocado protusiones discales y una radiculopatía, es decir, una afectación en los nervios. El dolor se le irradia por todo el cuerpo (desde los brazos hasta el tobillo).

Muchos días los dolores le impiden hasta levantarse de la cama. «Esto se está cargando mi vida. Antes era feliz, salía, podía trabajar, viajar,… Hacía lo que cualquier persona normal, pero ahora no tengo vida porque de siete días que tiene la semana cuatro no puedo casi levantarme», asegura.

Los médicos le prescribieron rehabilitación, pero no mejora. Tiene la opción de operarse pero los neurocirujanos no le aseguran que vaya a solucionarse al 100% su problema, por lo que de momento descarta esa opción. Lo único que le queda es la Unidad del Dolor. En este servicio se administran fármacos según el nivel del dolor del paciente. El de Raúl Gallego es tan alto que necesita infiltraciones, que son la última fase de esta unidad.

En cambio, cuando fue a solicitar una cita para las infiltraciones en la Unidad del Dolor le dijeron que en Cáceres no se pueden realizar porque el servicio carece de un anestesista, que es el que debe inyectarlas. «La médico me dijo que no hay ni lista de espera, que las infiltraciones no se hacen» explica. Ya ha puesto una reclamación porque son su única esperanza. «Quiero probarlas, tengo derecho a ello. Lo único que quiero es volver a mi vida», insiste. No se queja del trato de la Unidad del Dolor, al contrario: «Son todos muy profesionales, parecen hasta psicólogos porque empatizan mucho contigo», añade. Solo pide que se dote a la unidad del personal necesario para que pueda funcionar correctamente o, en su defecto, que se le derive a otro área de salud para recibirlas.

Por su parte el Servicio Extremeño de Salud (SES) asegura que el servicio funciona correctamente. «El cuarto escalón se trata de técnicas terapéuticas invasivas que se realizan en quirófano. En el hospital se realiza una programación mensual de quirófanos y esta unidad está dentro de esa programación», aclara a este diario la Consejería de Sanidad.