Elvira Palacio y casi toda su familia se dedican a la venta de fruta en el mercado de Cáceres desde hace ya varios años. Su marido Pedro es normalmente el responsable del puesto de alimentos durante el invierno, mientras que Elvira le ayuda en la venta principalmente durante el verano. Además, mientras una de sus hijas permanece en casa haciendo las labores del hogar, la otra echa una mano a sus padres para atender a todos los clientes posibles.

La vendedora se dio cuenta de que malos tiempos se avecinaban para el negocio desde el mes de noviembre. "Desde ese mes se nota que la gente se priva mucho de gastar demasiado, y siempre pendiente de lo más asequible", afirma Elvira.

La subida del coste de la materia prima obliga a esta familia a bajar los precios de sus productos para no perder a los consumidores. "El futuro no pinta nada bien", consideraba Elvira, sin llegar a perder la sonrisa.