"En mi tierra, Colombia, dicen que ´tener casa no es riqueza, pero no tenerla sí es pobreza´ . Por eso hoy siento una alegría tremenda, éste es el mayor regalo de nuestras vidas". Así, emocionada e inmensamente feliz, se mostraba ayer Carolina Pérez cuando traspasó por primera vez el umbral de su nuevo piso, en el primer bloque construido y entregado en la urbanización Sierra de San Pedro (Río Tinto), perteneciente al Plan Especial 60.000. Nada más firmar las escrituras, Carolina se apresuró a conocer su hogar junto con su marido, Joan, su madre y el pequeño de sus hijos, de 2 años.

La pareja tendrá que pagar mes tras mes y año tras año una hipoteca de 59.000 euros, "pero en verdad es un regalo. Cuando llegamos de Colombia en 2007, lo más barato era un piso de precio concertado de 180.000 euros. Imposible. Ahora soy la envidia sana de mis cuñadas, que viven en Madrid y Barcelona. Ya tenemos nuestra casa", explicaba ilusionada.

Sobre todo porque, a causa de un error inicial, la pareja no figuraba entre los agraciados con el sorteo de los pisos. Carolina estaba tan triste que Joan volvió a consultar las listas y aparecieron sus nombres. "Me puse loca de alegría, en España siempre hemos vivido de alquiler y esto lo cambiará todo".

También Manuel Blázquez y Fátima Galeano esperaban ayer sonrientes la entrega de su piso en el mismo bloque. Lo necesitan hace mucho tiempo. Desde 2007 viven con sus dos hijos en casa de la hermana de Fátima, "y aunque ella siempre se muestra encantada, sobre todo por sus sobrinos, ya estamos deseando estrenar nuestra vivienda", confesaron. Casi a diario tendrán que desplazase a Torrejón el Rubio donde tienen sus trabajos, "pero allí resulta imposible encontrar este precio, y aquí ya tenemos nuestro hogar donde recogernos".

El peso de los alquileres

Jorge, Divian y su niña también recibieron ayer las llaves, después de ocupar durante meses una vivienda de alquiler con sus muebles guardados en un trastero debido al retraso en la entrega del bloque. "Hemos estado pagando 250 euros por una casa en una cuarta planta sin ascensor. En cuanto tengamos electricidad queremos estrenar el piso", señalaron.

La situación de Montaña Rosco es distinta, pero ayer se mostraba igual de satisfecha al recibir su inmueble. Vive con sus padres, trabaja en una farmacia y de momento no tiene pareja. "En el sorteo de los pisos supe que me había tocado la lotería. Hasta entonces lo único que encontraba eran viviendas de más de 150.000 euros. Es el sueño de cualquier joven de hoy: tener una casa propia a un precio que se puede afrontar", reconoció.

Muy cerca de ella, Oscar María Rubio compartía los mismos sentimientos. "Vivo con mis padres y a mi edad una vivienda propia es un lujo, lo reconozco. Ya tengo ganas de estrenarla".