"Me cuesta comer, no puedo dormir, sólo pienso... ¿y ahora qué? ¿qué hago con mi vida? Mi hijo de 14 años dice que estoy raro, mi mujer se ha quedado en paro y mi familia parece triste. El mundo se me viene abajo". Pedro lleva 27 años en Waechtersbach y no sabe hacer otra cosa más que fabricar cerámica. "¿Dónde voy a mis 52 años? ¿A un taller? ¿A una tienda? ¿Quién me contratará?

Como otros muchos, Pedro entró en la planta en el año 1977, cuando 150 operarios daban vida a la gran factoría alemana recién implantada en Cáceres. Por entonces cobraba 12.000 pesetas y llegó a ingresar 150.000. "Ahora gano 760 euros y puede que nos congelen el sueldo hasta el 2007, si es que seguimos aquí. Las 30.000 pesetas de incentivos se han reducido a 40 euros de media", lamenta.

Otro compañero se confiesa "demasiado" desesperado: "Soy el único que trabaja en mi familia; tengo dos hijas de 10 y 4 años". Ambos desvelan que su mayor problema es encontrar un trabajo asequible en Cáceres para salir adelante.