Su padre ya era arrendatario de la tierra que él sigue trabajando, a pesar de que ya está jubilado. Ahora lo hace como entretenimiento, pero Hurtado ha vivido de trabajar la tierra. Aunque la huerta no sea suya se nota que la siente como algo propio.

"Ya hay poca gente que viva de las huertas", explica. "Habrá a lo mejor dos o tres hortelanos que vivan de ello". Hurtado cree que la gente ya no quiere trabajar en el campo porque prefiere trabajos menos duros y en los que se gane más dinero. "Hay que estar todo el día agachado", comenta con humor.

Explica que lleva 20 años oyendo que iban a canalizar la ribera y se queja de que cada gobierno municipal tiene un nuevo proyecto para el Marco. Pero que hacer, se hace más bien poco. Y afirma con seguridad que "en cuanto llueva un poco se inunda todo. El río está abandonado". Y nos muestra un punto del cauce en el que se acumulan plásticos y restos diversos.

Hurtado no tiene hijos que vayan a continuar con el arriendo, pero seguirá cultivando la tierra mientras pueda. "El día que me digan que tengo que irme, me voy". Aunque tampoco lo ve como algo inminente. "Parece que esto va para largo", dice con la tranquilidad de quien ha visto y oído mucho.