"No llevamos más que una furgoneta con un rotativo y nuestros trajes amarillos, que no son ningún escudo". Con estas palabras se refería ayer Josué Farnós al dispositivo de seguridad con el que cada día salen a la carretera y se enfrentan a los conductores que no respetan la señalización que delimita la velocidad en la zona en la que están trabajando. El, como otros 300 trabajadores más de las diez conservaciones de la región (cinco Cáceres y otras tantas en Badajoz) se ocupa del mantenimiento de la red nacional de carreteras. "Y eso implica la vigilancia de la carretera las 24 horas del día y la reparación de señales, labores de bacheo, reparación de biondas y todo lo que supone el buen funcionamiento de la vía", explicaba.

Farnós nació en Tarragona, pero reside en Cáceres y desde hace seis años pertenece al servicio de mantenimiento.

"Todos nos hemos enfrentado a situaciones de riesgo en alguna ocasión, porque la mayoría de los conductores actúan como si no estuviéramos, nos ven como un cono más". En este sentido, denunció que "son pocos los que reducen la velocidad cuando pasan ante nosotros, incluidos los camiones, que son los más peligrosos".

Pero en ocasiones el riesgo lo entraña el trabajo en solitario. "Yo he ido solo a señalizar un accidente en carretera a las cinco de la mañana", relataba ayer.

Por ese motivo, Josué Farnós reconocía: "tenemos miedo y mucha precaución, pero tenemos que hacer nuestro trabajo y pisar la carretera para poner la señalización".