A pesar de ser una de las ciudades más visitadas de la comunidad, este año los hoteleros de Cáceres denuncian que la ocupación se ha reducido bastante respecto al año pasado. «De un 90% a un 50%, una cifra increíble», destaca Rosser Gruart, propietaria del hostal Alameda, situado en la plaza Mayor. Según el concejal de Turismo, actualmente hay disponibles en la ciudad 3.200 plazas turísticas, una cifra muy difícil de cubrir con el turismo que recibe Cáceres.

Los profesionales del sector no encuentran un motivo concreto de la disminución de turistas, aunque coinciden en que falta promoción por parte de las autoridades: «ni siquiera promocionan que Cáceres sale en Juego de Tronos o en La Catedral del Mar», dice Gruart.

La empresaria apunta a la falta de dedicación del ayuntamiento a estos asuntos, debido entre otros a que Raúl Rodríguez Preciado, concejal de Turismo, Comercio y Empresa, no lo es a tiempo completo. Después de varias llamadas en las últimas semanas, pudo reunirse con él hace unos días, pero no alcanzaron ningún acuerdo para poner fin a esta situación. «Si todos los bares y hoteles nos uniéramos, cambiaría la situación». Rosser explica que ella es de las pocas hoteleras que acuden al ayuntamiento a exponer sus quejas, y que es una opinión general del sector.

A pesar de ser Patrimonio de la Humanidad declarada por la Unesco en 1986, «Cáceres no está nada promocionada. La gente se sorprende cuando conoce esta maravilla de ciudad, pero no la conocen hasta que no vienen. El ayuntamiento necesita implicarse más en la promoción, porque ahora no tienen interés ninguno».

Otro problema es la poca colaboración de las autoridades con los profesionales del sector. «Hemos ido a buscar folletos al ayuntamiento y no tienen. Tenemos que ir nosotros a buscarlos, o las propias empresas interesadas nos los traen». Dependen a menudo de la oficina de turismo, también situada en la plaza Mayor, pero sus horarios son reducidos.

Los hoteles de la ciudad han acordado establecer tarifas máximas y mínimas, algo que no cumplen los apartamentos turísticos. Rosser comenta que durante el Womad de este año, en el que los hoteles han tenido que establecer el precio mínimo, algunos anfitriones de pisos turísticos «alquilaban sofás en los salones a 10 euros la noche». El negocio de los pisos turísticos, algunos ilegales, también ha reducido la ocupación de los hoteles y hostales históricos de la ciudad.

La situación es tal que hoteleros como Rosser a veces no pueden afrontar los gastos del alojamiento. La propietaria del hostal Alameda se ha planteado incluso dejar el negocio si la situación no mejora en los próximos meses.