"Quitar las tarjetas de acceso a la zona monumental es fácil, pero no acaban de atajar el problema de la bebida en la calle". Quien habla es el hostelero cacereño Jesús Bravo, gerente del Hotel Casa Don Fernando. A quien se refiere es al Ayuntamiento de Cáceres, concretamente a la concejalía de Seguridad Ciudadana con cuyo edil, Carlos Jurado, trata de hablar desde hace casi dos meses, para trasladarle los problemas que originan "los botellones que se desarrollan en las inmediaciones de la plaza Mayor", según expone. Dice estar "cansado" de esperar soluciones y de ver que "mientras con la regulación de tarjetas se intenta favorecer que los turistas se lleven una foto bonita --en referencia a las palabras de Jurado en la edición de EL PERIODICO EXTREMADURA, ayer lunes--, no se favorece igualmente que los turistas descansen", se queja.

El principal problema al que se refiere son las concentraciones de jóvenes que se producen en las traseras del hotel, la calle de la Cruz. Eso motivó que solicitara hablar con el edil por primera vez el pasado 19 de septiembre. "No hubo respuesta y los problemas se intensificaron cuando llegaron los universitarios, en octubre", continúa. Por eso volvió a solicitar un encuentro que aún no se ha producido y del que, asegura, "lo único que quiero es presentarle este y otros problemas en la zona y que me diga qué soluciones se pueden adoptar".

Ahora "las noches de jueves a sábado hay botellones en la calle de atrás y eso motiva quejas de los clientes", afirma. A esa calle dan 10 de las 36 habitaciones del Casa Don Fernando, abierto hace un año, todas ellas con sistema de cerramiento formado por ventana con sistema de insonorización y contraventana.

"No es un problema de insonorización", asegura. Además afirma que la vigilancia policial en la zona de la plaza Mayor "se ha relajado" desde que se intensificó la vigilancia de la Madrila, lo que puede haber provocado que los problemas que antes se producían allí, ahora se hayan trasladado a las inmediaciones de la plaza, como es la calle de La Cruz. "El problema en esa calle no se ve, debe ser por eso que aunque llamemos a la policía no vienen", se queja. "Tendré que animar a los jóvenes a que se pongan en la plaza Mayor, a ver si al estar a la vista empiezan a ser un problema para alguien más que para mí", lamenta resignado. "¿Qué tengo que hacer, ir a la Unesco con los problemas que hay en la zona monumental?", cuestiona.

Bravo se queja, no solo del ruido que provoca la concentración de jóvenes bebiendo en la calle, sino de los altercados que se derivan. "Recientemente hubo un cruce de lanzamientos de botellas entre un grupo de jóvenes y los inquilinos de un piso de general Ezponda, y en otro acabaron con los maceteros ornamentales que teníamos en la calle", explica. "¿Qué imagen de la ciudad da eso a los turistas japoneses a los que intenta cuidar el concejal quitando coches de la ciudad monumental?", pregunta. "Porque esos japoneses se alojaron en este hotel --añade-- y se fueron contentos, aunque nos dijeron que teníamos que bajar los decibelios de la calle", concluye.