Estabilidad, funcionalidad y estética, los tres valores de Vitruvio, son los que ha aplicado en su proyecto de la Casa del Mayor Emilio Pizarro Gómez, arquitecto que dejará su impronta en la ciudad con un edificio situado entre las calles Barrionuevo y Margallo al que quiere dotar de singularidad.

--¿Por qué hace este proyecto?

--Es una invitación que hace el ayuntamiento a mi estudio en la que se propone cambiar por completo el edificio. Para mí lo fácil hubiera sido tirarlo y actuar sobre la manzana completa y el jardín delantero que hay frente a la plaza de toros, pero sólo se actúa en la mitad del inmueble existente porque hay una parte que es un archivo de Hacienda. Me he tenido que adaptar a lo que hay.

--¿Qué criterios ha seguido?

--Los tres baremos en los que me apoyé han sido darle estabilidad, funcionalidad y estética. El local tiene humedades, una antigüedad importante y hay que hacer un trabajo de refuerzo de estructura. Vamos a vaciar parte del forjado para conseguir mayor iluminación en la planta baja. Una vez que hemos conseguido estabilizarlo, hay que dotarlo de una función para que se adecue al espacio que vamos a redistribuir.

--¿Cómo será la fachada?

--Sería el tercer valor de Vitruvio: hacerlo estéticamente valioso. Hay que dar singularidad al edificio, lograr que resalte, sin gritar, pero que se posicione con un diálogo importante con su entorno. Como además, la entrada principal tiene orientación suroeste (de la que en Extremadura hay que protegerse a partir de las seis de la tarde), crearemos unos filtros, una primera barrera, una pantalla que hace fachada, y luego haremos la fachada real.

--¿Como defensor de la arquitectura bioclimática aplicará sus parámetros al proyecto?

--Había un anuncio hace 30 o 35 años que decía: Arquitectos de todo el mundo, hagan ustedes el edificio que quieran, en el lugar que quieran, que Westinghouse le resuelve el problema . Pues fíjese la consecuencia: nos vamos a A Coruña y vemos un tipo de edificio, a Guadalajara y vemos el mismo, a Almería y sigue siendo el mismo. Mientras haya un enchufe, con una compañía eléctrica, el tema está resuelto. Yo estoy haciendo todo lo contrario. Aquí hay un clima, una temperatura, una luz... hay que hacer un edificio para Cáceres. Estamos hartos de ver esas casas adosadas que se hacen en las urbanizaciones de la ciudad, que se repiten, la calle da la vuelta y la vivienda sigue siendo la misma. Cuando una casa funciona muy bien en determinada orientación, al dar la calle la vuelta sigue siendo la misma casa y si la primera funciona muy bien, la otra no funciona de ninguna de las maneras. Hay urbanizaciones en las que condenamos a la gente que compra pisos a no ver ni un rayo de sol.

--Y su criterio es otro...

--Los arquitectos que trabajamos con una cierta sensibilidad medioambiental intentamos que ocurra lo contrario. La ciudad de Cáceres tiene un sabor, una entidad y una forma de hacer arquitectura que es la que ha venido haciendo toda la vida. Y de pronto ahora llega el nuevo siglo XX y todos esos aparatos que se enchufan a una casa hasta convertirla en inteligente o domótica; es una cosa que todavía no he digerido. La máquina de una casa no es un ordenador, es su propia esencia; la que por su propia estructura sabe cuando tiene que protegerse del sol, cuando tiene que dejarlo entrar, cuando hay un régimen de viento y hay que favorecer esa ventilación... Por eso, este proyecto está adaptado para que se organicen una serie de paneles solares, térmicos y fotovoltaicos para que el edificio sea en la medida de lo posible lo más autosuficiente desde el punto de vista energético.

¿Qué distingue a su arquitectura del resto?

--Es una arquitectura silenciosa, que no grita, no es un Gugenheim o un palacio de congresos. La distinción va en su masa térmica, en el tipo de aislamiento, las protecciones solares, las aperturas en las zonas donde puedes dejar entrar el sol en invierno...

--¿Y en la Casa del Mayor?

--Este proyecto está pensado para la gente que lo va a habitar. Son personas mayores, se ha evitado todo tipo de barrera arquitectónica, todos los lugares son accesibles, todos los accesos son practicables.

--¿Por qué aceptó el proyecto?

--Hay muchas vinculaciones. Soy cacereño, nacido en esa calle, vivo además muy cerca, en Hernán Cortés, tengo 54 años con lo cual a lo mejor dentro de 10 años estoy allí metido (sonríe). Ha habido una parcela personal de vinculación.