Usted puede pensar que se trata simplemente de un particular que quiere cambiar de turismo y pone un cartel en el cristal de su vehículo para venderlo. Pero al final, si lo compra, puede quedarse con un coche robado, sin revisiones, o con una avería grave por la que nadie va a responder después de haberlo pagado. Empresarios cacereños del sector de la compra venta de vehículos denuncian la existencia de empresas fantasmas que se dedican a su misma actividad pero en la calle, exponiendo los coches como si se tratase de una venta particular, de manera que se ahorran impuestos, pago de locales y todos los gastos de una operación en regla. Además, el comprador resulta habitualmente estafado porque el producto no es al final lo que parece.

Esta práctica delicitiva se extiende por España y llegó a Cáceres hace algunos años, incluso motivó un encuentro de los profesionales del sector con el alcalde para solicitar más vigilancia al respecto (una ordenanza local prohibe incluso esta publidad en los coches). "Pero hablamos de gente que tiene mucha habilidad: cambian los turismos de sitio pasados unos días, saben bien cómo deben actuar", explica un empresario del ramo. El caso es que la venta en plena calle prolifera y EL PERIODICO ha podido comprobar la existencia de este tipo de vehículos aparcados en las vías públicas, "generalmente en la zona de Eroski, Castellanos, Cánovas y algunas otras", explican fuentes del sector, que prefieren mantenerse en el anonimato al tratarse de negocios ilegales organizados.

Ayer mismo había una furgoneta y un turismo de gama alta curiosamente estacionados frente a Eroski (las cercanías de los centros comerciales son los lugares más utilizados), uno justo detrás de otro, con varios carteles de venta y dos teléfonos móviles. Al llamar a ambos números, los supuestos propietarios se identifican como particulares que desean vender su vehículo y el de un familiar. Ninguno pone reparos en establecer una cita para el mismo día y aseguran que se encargarán de que todos los papeles estén bien tramitados, pero curiosamente, en el caso de la furgoneta, avisan de que se trata de una "ocasión solo para este mes", y así también lo indican los carteles del cristal.

¿Casos ciertos? ¿Un engaño? "Es muy difícil descubrirlos, aprovechan los resquicios de la ley, y no podemos olvidar que existen particulares que venden así sus coches de forma legal", explican los profesionales.

NI FACTURAS, NI GARANTIA Muchos de estos empresarios pertenecen a la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam), que lleva años luchando contra tales actividades. A través del boletín periódico de la empresa Eroski, el colectivo asegura que estos vehículos proceden de cualquier parte de España o el extranjero, generalmente sin revisar, con averías. Los compradores suelen ser personas con pocos recursos que así se ahorran un dinero, sobre todo jóvenes e inmigrantes, que no obtienen ni contrato escrito, ni facturas ni garantías. El pago se realiza al contado, y el vendedor no suele dar más señales de vida.

Esta actividad perjudica por tanto al comprador, pero también a la seguridad general del tráfico al tratarse de coches en estado dudoso, y a todos los ciudadanos puesto que ocupan las plazas de aparcamiento. Además, las administraciones no reciben tasas ni impuestos por parte de los vendedores, y las empresas legales del sector sufren una competencia ilícita. "Estos negocios fantasmas se ahorran el IRPF de autónomos o el Impuesto de Sociedades, además del IVA y el pago a Hacienda por la venta. Pero lo peor se lo lleva el comprador, sin garantía ni nada parecido. Nosotros damos un año mínimo", subrayan.