La oportunidad se tuvo en 2005. Había una previsión presupuestaria, posibilidad de financiación y las condiciones para una inversión solo pública. El presupuesto del ayuntamiento de ese año contemplaba la construcción de un aparcamiento subterráneo en la plaza Marrón. Pero fue una ocasión que se perdió. Ahora, como pasa cada cierto tiempo, se vuelve a plantear la reforma de esta plaza cacereña. La idea no sale esta vez del ayuntamiento, sino de los empresarios que han ido ocupando durante los últimos años sus locales y los de la parte alta de Camino Llano. Piden la transformación de este espacio: menos coches y supresión de la zona azul y más aceras, espacios peatonales y estacionamientos de carga y descarga.

El gancho es la ampliación del museo de arte contemporáneo Helga de Alvear. «Cuanto más se tarde, mayor será la degradación» de la zona, apunta María José Sanguino, codirectora de la galería Kernel y propietaria de L’Avenir, una de las taperías que se han abierto en los últimos años en esta zona. En el sector de la hostelería se está «en una tensión tranquila sin saber cómo volveremos», comenta Miguel Arroyo, copropietario de Perhaps, otra de las taperías. Una cosa sí parece clara: las terrazas ganarán peso y en este espacio urbano, salvo excepciones, no se pueden instalar.

YA SIN PÁRKING / A la oportunidad de 2005 siguió otra en 2010, entonces se sacó un concurso para que una empresa construyese y explotase un párking. No hubo ofertas, no era rentable. Las dos anteriores no fueron las primeras, desde 1990 el plan especial, la norma que regula las intervenciones urbanísticas en el centro y casco histórico, ya propuso una intervención en este espacio. Esos primeros intentos condicionaban la reordenación de la superficie de la plaza Marrón a la construcción de un párking subterráneo en su subsuelo. El aparcamiento ha quedado en el olvido. En 2014 hubo otra tentativa, el plan de movilidad, que ahora se revisará, contemplaba la peatonalización de Clavellinas, con ello se reduciría el tránsito de vehículos. Nada. Y en 2018 se anunciaba un concurso de ideas. Tampoco prosperó. Ahora esta plaza es uno de los espacios más desaprovechados de la ciudad si se compara con otros cercanos como San Juan. Marrón parece un almacén de coches.

Los negocios, muchos de hostelería, que se están instalando en la zona están ayudando a que «resurja, pero queda mucho por mejorar», asegura José Rodríguez, gerente de Qué Cocine Pepe, otra de las taperías, quien aboga por una mayor peatonalización de la plaza Marrón. «Ahora que habrá que reducir los aforos y cumplir con otros requisitos, las terrazas -en los negocios de hostelería- serán imprescindibles», explica Miguel Zapata, gerente de Tía Tula, tapería en la parte alta de Camino Llano.

El gobierno de Luis Salaya no tiene entre sus planes a corto plazo la reordenación de la plaza Marrón, en el presupuesto de 2020 no hay previsión, pero se puede encontrar con la opción de destinar parte del superávit de 2019 a inversión si el Gobierno no le autoriza utilizarlo para otros fines. La transformación de este espacio con una plataforma peatonal requeriría una inversión menor que la de un párking, que se cuantificó en 4,5 millones en el último intento. La peatonalización de las calles obispo Segura Sáez, Ciriaco Benavente y Clemente Sánchez Ramos, que está en ejecución, se ha adjudicado por 229.315 euros.