La llegada de El Corte Inglés a la ciudad ha sido, sin duda, la gran noticia de la semana. Y lo seguirá siendo durante muchos meses más hasta que el proyecto sea una realidad.

Sobra decir que la construcción de un centro comercial con las características de una de las principales empresas españolas significará un empujón a la economía cacereña con la creación de 600 puestos de trabajo. La ciudad necesita apuestas que generen empleo y dinamicen de, una vez por todas, el comercio.

Pero que todos los sectores apoyen la construcción de un Corte Inglés debe ir más allá del beneficio económico que suponga la nueva superficie. Será el espaldarazo para aumentar los niveles de bienestar de una ciudad que busca ganar terreno al futuro y atraer a potenciales clientes de otros municipios cercanos cuando, también de una vez por todas, las vías de comunicación con el norte y el sur sean las óptimas.

Seguro que cualquier vecino de Cáceres ha tenido que coger el coche y hacer 90 kilómetros para buscar fuera lo que aquí no tiene. Ya es hora de que pensemos que el crecimiento de esta ciudad no sólo se mide por sus pisos sino también por sus empresas. Y El Corte Inglés es de las que más factura en el país. Aprovechar todas las ventajas que ofrece el proyecto depende de los cacereños. Que pasara de largo sería un grave error.