Corría el año 2008 cuando un grupo de profesionales y empresarios cacereños crearon la Fundación Cáceres Capital cuyo objetivo era aprovechar la candidatura de Ciudad Europea de la Cultura en 2016 para articular un movimiento ciudadano y reivindicativo que, con el apoyo de las instituciones locales, regionales y nacionales, impulsara la creación de un foco industrial potente, un Centro Logísticol Intermodal entre la A-66 y el polígono de Las Capellanías, en un terreno de 100 hectáreas donde se aglutinara la conexión de la autovía, una estación de mercancías y un aeródromo, un auténtico espacio intermodal en torno al cual podría atraerse a grandes empresas a la ciudad.

De todo esto comenzó a hablarse en 2009. Pasado el tiempo cualquier expectativa al respecto parece que sigue parada. Ayer, el vicepresidente de la Fundación Cáceres Capital, Marcelo Muriel, habló a preguntas de este periódico de esta situación a propósito de la reciente polémica suscitada entre el Ayuntamiento de Cáceres y la Junta de Extremadura a cuenta de la demora que sufre el aeródromo (en estos momentos aún se está con el proyecto de impacto ambiental, que tiene un plazo de ejecución de dos años).

¿Pero es necesaria esta última instalación en la capital cacereña? A juicio de Muriel, indudablemente, sí. «Es una inversión totalmente factible, apenas cuatro millones de euros, y que supone una apertura de posibilidades de cara al turismo y también como salida de mercancías, ubicación de helicópteros sanitarios, contra incendios o una escuela de pilotos. Abre un montón de puertas». Eso sí, Muriel recuerda que no parece que haya una voluntad política clara porque a nivel regional se dan otras prioridades «y en los partidos locales una reivindicación muy grande no se ve».

INVERSIÓN / Muriel lamenta que en la actualidad existan el Espacio Mérida, Espacio Navalmoral y la Plataforma Logística de Badajoz, e incluso un decreto para otorgar subvenciones a grandes inversiones en estas zonas, y Cáceres haya quedado fuera. «Aquí existen un montón de posibilidades para ubicar empresas, pero nadie lo ve. Nosotros hicimos un estudio con la Universidad de Extremadura y ya propusimos que se apostara por esa zona, más no podemos hacer, seguimos ahí, intentando dar opiniones y poco más», subraya Muriel.

El vicepresidente de la Fundación Cáceres Capital estima que ahora sigue siendo un buen momento porque en la Estrategia Industrial de Extremadura «se debe incluir el aeródromo, si es que Cáceres quiere industria, que esa es otra pregunta, porque si solo queremos turismo y servicios, apaga y vámonos, y esta es ya una opinión personal. Y mi opinión es que sin industria Cáceres no va a tener mucho futuro».

Recuerda Muriel esos buenos tiempos, tan lejanos, o no, hablamos solo de hace 30 años, cuando Cáceres comenzaba a situarse como pujante centro industrial de Extremadura, con Catelsa a la cabeza (filial de Hutchinson, cabecera mundial del grupo en la creación de piezas moldeadas de automóvil), Waechtersbach (cerrada definitivamente en 2005), que era la tercera industria más importante de la ciudad y que durante 30 años, desde 1975, se dedicó a la fabricación de cerámicas en la planta de Las Capellanías, y la textil Induyco, con menos peso en la ciudad que antaño. De las tres solo Catelsa sigue liderando con solvencia el desarrollo industrial de Cáceres. «En Cáceres hay hoy menos empresas que hace 30 años, que ya es decir», asegura Muriel. «Y no hay condiciones objetivas para que se instalen grandes empresas», añade.

«Para ello se precisan terrenos amplios y baratos, y que alrededor de Las Capellanías se potencie una estación de mercancías, que parece que se ha borrado del mapa por parte de Adif. Está bastante claro que Cáceres ha ido quedando fuera de la estrategia industrial de Extremadura», sostiene el vicepresidente de la Fundación Cáceres Capital.

Muriel recuerda como incluso en Badajoz, Coeba (Confederación de Organizaciones Empresariales de la Provincia de Badajoz), ha reclamado la conveniencia de construir la autovía Cáceres-Badajoz para unir ambas capitales de provincia «y en Cáceres no se habla nada de eso, es un tema dormido», concluye.