Hoy día tener un empleo es ser un privilegiado. Lo que está claro es que si se quiere encontrar trabajo no se puede hacer desde el sofá, por mucho que apps permitan concertar entrevistas en un clic. Y menos se puede sin actitud, sin motivación o sin ganas.

En Cáceres existe la Lanzadera de Empleo desde 2015, que prepara a desempleados para que consigan las herramientas necesarias y encontrar trabajo, a poder ser en los cinco meses que dura la formación. Aunque, esta actividad promovida por la Fundación Santa María, la Fundación Teléfonica y el Fondo Social Europeo pone en valor otros aspectos como son el desarrollo de la innovación, de habilidades y de competencias. En general, lo que plantean es un cambio en las políticas de empleo. Igualmente a través de la lanzadera diseñan un plan de búsqueda laboral personalizado para cada uno de los componentes del equipo.

La propuesta acoge a perfiles de todas las edades, esta edición los miembros del equipo tienen entre 21 y 57 años. En febrero comenzaron 20 personas, hace una semana eran 16 y ahora serán 15, ya que Victor García, uno de los miembros, se incorpora a un trabajo de su sector esta semana. Otro de ellos, Juan Antonio Ramiro también ha encontrado empleo, aunque optará por compaginarlo con la lanzadera, según cuenta Javier Balsera el técnico de la formación.

Ahora, acaban de iniciar la última fase que consiste en una ronda de contactos con empresas, después de «un entrenamiento con autoconocimiento, marca personal, tecnologías de la información aplicadas a la búsqueda de empleo y habilidades para saber posicionarse», explica Balsera. «Cada uno de los miembros cuenta con un mapa de empleabilidad, donde están las empresas de su sector y que visitarán posteriormente», declara Javier.

En algo que coinciden la mayoría es que este período que da comienzo se trata de un proyecto al que han llegado «muy motivados», cuentan. Como José Antonio Bazago y Miguel Claver que se adentran en estos últimos dos meses «más preparados, con ganas y seguridad». También está el ejemplo de Sergio Crucero y Raúl Prieto que aseguran que su paso les ha ayudado «mucho» a nivel personal. «Vemos que a algunos compañeros se les han abierto las puertas, es muy esperanzador», añade Prieto. Igualmente a Guadalupe Valencia, a Puri Otero y a Juan Carlos Garrido les ha sido útil para «refrescarse en las nuevas tecnologías» tras 25 años trabajando en el supermercado Erorski que cerró en el centro comercial Ruta de la Plata. Por otro lado, Julia González ha descubierto una faceta oculta de sí misma, escribir artículos para el blog de la lanzadera, «me siento empoderada», cuenta. Así mismo, Buenaventura Sánchez considera haber aprendido aún más de las tecnologías de la información y comunicación pese a reconocer que ya manejaba las redes sociales, aunque «nuncadejaré de actualizarme», relata. Pilar Fernández se inscribió porque llevaba en paro desde agosto y ahora «he conocido mis competencias», asevera. Lo mismo le sucede a María Jesús Galán que le ha ayudado en su rutina diaria y en su vida personal, «tengo mucha ilusión por esta nueva etapa, me ha reforzado mucho la experiencia», asegura.

Lo que todos tienen claro es que después de ver a compañeros desaparecer de las listas del paro, en poco tiempo, también les llegará a ellos.