Enrique IV nació en Valladolid el 5 de Enero de 1.425, hijo de Juan II y de María de Aragón; era hermano de padre de Isabel la Católica, que le sucedió en el trono a su muerte y de Alfonso, con el que mantuvo continuas disputas por el trono. Su reinado se caracterizó por las continuas luchas entre los nobles con aspiraciones políticas y económicas que hicieron tambalear constantemente su reinado.

Mantuvo alianzas con Portugal, casándose con Juana de Portugal y haciendo acuerdos con el rey Alfonso V de Portugal; con Francia y con Aragón. No hay cosa que odiara más que la guerra e intentó siempre la pacificación de todos los frentes políticos que tuvo. El 28 de Febrero de 1.462, la reina tuvo una hija, Juana, y Juan Pacheco, hombre de confianza del Rey instigó a los nobles poniendo en duda la paternidad del monarca diciendo que era hija de Beltrán de la Cueva, pasando a la historia como Juana la Beltraneja. Con ello Juan pretendía apartar a Beltrán de la corte, desligitimar a Juana y utilizar a los hermanos del Rey para una posible sucesión a su muerte.

El cacereño Gome de Solís fue uno de los personajes más influyentes en la corte. Recordemos que era habilidoso en alancear toros y en los torneos. El Rey le concedió el Maestrazgo de la orden de Alcántara. Gome de Solís tuvo muchos problemas dentro de la Orden que se dividió entre sus partidarios y los del Clavero de la Orden, Alonso de Monroy.

Otro de los hechos más significativos del reinado de Enrique IV fue la Farsa de Avila, donde un buen número de nobles, entre los que se encontraba Diego de Ovando, hicieron una representación de destronamiento del rey Enrique IV del trono. En la villa de Cáceres los nobles tomaron partido por uno u otro bando, produciéndose continuas luchas dentro del recinto monumental.

XEN 1474x Enrique IV enfermó muriendo en Madrid el 11 de Diciembre. A su muerte empezó la Guerra de Sucesión Castellana entre los partidarios de Isabel la Católica y los de Juana la Beltraneja, entre los que se encontraban muchas familias nobiliarias cacereñas, ganando Isabel; que en una de las visitas que realizó a Cáceres ordenó que se desmocharan todas las torres de las familias que habían apoyado a La Beltraneja. El eminente médico e historiador Gregorio Marañón estudió la personalidad de Enrique IV, llegando a la conclusión de que fue un individuo retraído, débil de carácter, abúlico, esquizoide, con tendencias homosexuales, exhibicionista y con impotencia relativa; hallándose a mitad de camino entre la normalidad y la patología.

Enrique IV fue enterrado en el panteón real del Monasterio de Guadalupe, dejando un reino dividido que se encontraba en una profunda crisis económica. Una vez más Cáceres volvía a protagonizar una de las páginas de la Historia de España.