Senderistas y ciclistas ya pueden recorrer paisajes ocultos desde hace más de treinta años a los ojos del viajero. Las entrañas del Valle del Ambroz, cuajadas de castaños y robles, nogales y pinos, gargantas y praderas, vuelven a ser visibles y transitables gracias a la apertura de la Vía Verde de la Plata, sobre el antiguo trazado del ferrocarril, que hizo en 1984 su último trayecto para pasajeros y en 1996 para mercancías. Es cierto que al norte cacereño le amputaron su tren, una carencia que nunca será sustituible, pero esta vía verde, que acaba de abrir un nuevo tramo, permite descubrir las maravillas de su entorno: siete espacios protegidos localizados en un radio inferior a 5 km. del trazado: la Reserva de la Biosfera Sierras de Béjar y Francia; los LICs (Lugares de Importancia Comunitaria) de Candelario, Valle del Cuerpo de Hombre, Granadilla, y Sierra de Gredos y Valle del Jerte; la ZEPA de Candelario (Red Natura 2000); y el Paisaje Protegido Castañar de Gallego.

El proyecto incluye la apertura completa como vía verde del tramo Béjar--Plasencia. El Ministerio de Agricultura financia y ejecuta las obras, mientras que la Junta se encargará del mantenimiento por al menos 20 años, según el convenio con Adif. En 2018 se estrenó el tramo Béjar-Baños de Montemayor (21 km. y 1,1 millones de euros) y en diciembre de 2019 Baños-Casas del Monte (21 km. y 1,4 millones). En 18 meses se abrirá Casas del Monte-Plasencia, tramo que ha empezado a acondicionar TRAGSA con 1,5 millones, hasta completar los 50 km. solo en el trazado extremeño.

Caminantes y cicloturistas ya disfrutan de este camino natural con bellos puentes, elementos del ferrocarril (semáforos, cambios de aguja...), antiguos túneles que hacen del recorrido toda una aventura, y estaciones recuperadas con áreas de descanso y servicios turísticos.

«La vía verde ha afectado muy positivamente a los municipios de la zona, que estamos apostando por el turismo de naturaleza y deporte», explica el alcalde de Baños, Óscar Mateos. Pero además, «la conexión de Bejar con Plasencia, las dos ciudades más importantes del Sur de Salamanca y del Norte cacereño, rompe fronteras y localismos, haciendo que todos miremos a lo que tenemos en común: esa Sierra de Gredos que hay que explotar turísticamente en pos del desarrollo de los pueblos. El simbolismo de esta unión es determinante para seguir creando proyecto conjuntos», indica.