Tras 39 años de servicio en el hospital cacereño, más los tres de estudiante --antes la Escuela de Enfermería estaba en este hospital--, Pilar García-Montoto asegura que sigue acudiendo cada día a su trabajo llena de ilusión, aunque evoca con nostalgia sus comienzos. "Eramos muy jóvenes, teníamos muchas ilusiones, y el hospital era muy bonito, pequeñito, limpio, nos conocíamos todos, éramos como una gran familia...".

En el servicio de medicina preventiva en la actualidad, en estos ya casi 40 años de trabajo ha pasado por la práctica totalidad de los servicios, y aunque en su opinión la cercanía con los compañeros y los pacientes la hace cada uno, "la cercanía es la que cada uno quiere que haya", reconoce también que "los hospitales cuanto más grandes más impersonales, es lógico".

Evoca también con "verdadero cariño" la Escuela de Enfermería, "que tenía un gran prestigio en España", y del hoy destaca la gran ventaja que dan los mejores medios de que se dispone y los avances tecnológicos, "que nos han ido facilitando mucho la labor y permitido mejorar la asistencia".