Lleva enseñando a la gente a conducir desde hace más de 20 años. Carlos Barrantes abrió su autoescuela El Túnel en 1993. Entonces, la galería comercial no tenía nada que ver. "Cuando inauguré había escaleras y construyeron rampas para personas con discapacidad. Las paredes también estaban llenas de pintadas y los vecinos las decoraron con dibujos. De momento, están aguantando limpias", descubre.

Carlos miró otras zonas de la ciudad pero, finalmente, se decantó por su actual ubicación al tratarse de "una calle con bastante tránsito de peatones". Además, el alquiler de su local es considerablemente más bajo "que si te vas a Cánovas o a pie de la avenida Antonio Hurtado".

No obstante, lo malo de estar en El Túnel es que "se pierde visibilidad y los locales están un poco anticuados", indica Carlos, aunque reconoce que es una situación que se extiende por toda la ciudad. "El pequeño comercio está mal. Hay que fomentar que la gente acuda más a las tiendas de su barrio y no tanto a grandes superficies".