Primero fue en la plaza de toros, luego en el hípico y ayer en la plaza de San Jorge. La cuarta edición del festival organizado por la Asociación de Músicos de Extremadura (Amex) convirtió el casco antiguo en un escenario monumental que recordó por momentos a otras citas de referencia como Womad o Irish Fleadh. Si hace dos semanas en el día grande del certamen de las músicas del mundo el agua empapó San Jorge, ayer el protagonista fue el calor que, desde el mediodía, cayó a plomo sobre las piedras haciendo sudar de lo lindo a los músicos.

La jornada no empezó bien. La caída de una parte de la estructura metálica del escenario antes de que comenzara el festival obligó a retrasar el inicio de los conciertos casi dos horas. El contratiempo redujo el tiempo de las actuaciones de José A Secas, Pronóstico Reservado y Spanglish que, con gorras y sombreros, capearon como pudieron el fuerte calor. Hasta la barra instalada a los pies de San Jorge tuvo que reforzar el suministro de cerveza que, con tapa incluida, se vendió por cientos de litros desde mediodía a la madrugada.

A diferencia de años anteriores en los que mandó el rock, Amex optó esta vez por un cartel más heterogéneo que sirvió para atraer a más público con géneros que abarcaron la canción de autor de Manuel Cobos y José A Secas, las versiones pop de Spanglish o el blues descarado de Pronóstico Reservado. Después sonaron el estilo alternativo de Dwomo y Olivia de Happyland, feliz de tocar por fin en el mismo lugar al que antes había venido como espectadora de Womad. "Me gusta mucho", dijo al terminar uno de los rostros de moda en los circuitos del pop independiente del país.

PARA TODOS LOS GUSTOS Pero si algo tuvo de bueno ayer Escenario Amex 2010 fue la posibilidad de mezclar públicos de diferentes edades, una de las claves de la buena acogida del festival en su nueva ubicación, como destacó Alfonso Búrdalo, de la organización. Quizá fuese demasiado escenario --casi 30.000 vatios de sonido y 20.000 de luz--, pero la ocasión merecía la pena. Era la puesta de largo del certamen en el recinto más deseado por el colectivo de músicos.

Sentados en escaleras y asomados a los barandillas de la Preciosa Sangre, los espectadores parecieron desquitarse ayer de la jornada pasada por agua del último Womad. Una vez más, la res-