TCtómo pasa el tiempo...! Al estrenar el año 2013, nos damos cuenta que el pasado ha huido y lo que esperábamos está ausente. Nunca he creído que el AYER es como un ahogarse en la nada. El pasado tiene nombres de todos los colores.

Lo hemos visto pasar repartiendo alegría, felicidad, suerte, bienestar y esperanzas para muchos; pero también se asomó a nuestras vidas, como ese "gigante calamar, monstruo marino, que se hizo noticia en estos días, con sus enormes tentáculos, sus ventosas, con afilados dientes y grandes ojos, de hasta 27 centímetros de diámetro", dejando huellas irreparables en las vidas de muchos.

Ahí está el monstruo de la crisis con sus tentáculos: recortes, hambres, desahucios y "la que tenemos encima", un sinfín de problemas... que cual ventosas de nuestro tiempo oprimen, esclavizan y matan.

¡Cuantas Esclavitudes!

Buceando en los mares del AYER topé con nuestras mentes enredadas, caminando con un cortejo de Esclavitudes. Allí encontramos 'la Esclavitud ciega' atando el presente al pasado, reflejada en ojos vidriosos, llantos contenidos y almas hechas pedazos. A su lado, 'la Esclavitud muda' con sus dolores callados, gritos silenciosos, con el alma muerta en vida, y el corazón apagado.

Detrás iba 'la Esclavitud coja', hombres y mujeres sin poder caminar con el cuello bajo el poder de otro hombre; cuerpos fuertes y mentes débiles sometidas a los hijos de Caín.

No faltaba 'la Esclavitud sorda' sofocando almas y corazones, dando al hombre solamente el eco vacío de una voz y la lastimosa sombra de un fantasma.

Ni tampoco 'la Esclavitud cruel' descendiendo, cual águila rapiña, hasta los hogares de la miseria, donde la necesidad vive junto a la ignorancia y la humillación reside al lado de la desesperación.

Oculta, quizás por temor, estaba 'la Esclavitud silenciosa' apagada en la oscuridad de sus soledades. Vida de jóvenes sin destino, con metas ya olvidadas, triunfos ya apagados y por caminos errados.

Camuflada entre las demás caminaba 'la Esclavitud sutil'... llamando inteligencia a la astucia y vacío a la sabiduría; debilidad a la ternura y cobardía a un firme rechazo.

Enroscada como una serpiente descubrí también a 'la Esclavitud retorcida' que hace que la lengua de los débiles se muevan con miedo y sin sentimientos, aguantando en realidad todo tipo de marginaciones y desprecios.

No quise ver más Esclavitudes. La cola era como una marea interminable, destructora, donde no estaba el amor que libera y salva.