Franciscano

Decía Alcalá Zamora: ´La memoria parece grande por lo que muestra en recuerdos; lo es mucho más por lo que ciertamente esconde´. Eso mismo opino yo de ti al enterarme de que mi casa de ayer, mañana estará en ruinas. Tengo motivos para llorarte, para puntear tu imagen en mi piel, para esculpirte en bronce y tenerte a mi lado, como un enamorado que no ha saldado su deuda.

En tu forma externa nunca llamaste la atención: fuiste recatado franciscano. En tu adentro lucía esplendente la fuente del saber de Dios, sin menoscabo del saber humano. Nombres ilustres, vidas de santos, trabajos y sudores, algún quebranto quedarán entre tu escombro sepultados.

Colegio San Antonio de Padua, más de una vez no me faltaron razones para llorar. Tú fuiste confidente de mis cuitas. Pero si hoy no te pongo en la cumbre de mis alegrías, soy un degenerado. Aunque las máquinas puedan con tus muros; aunque no jueguen más los niños en tus patios, ni tus aulas impartan ya más ciencia. No quiero olvidarte para que no mueras del todo. El secreto de mi felicidad está en saber elegir lo que debo o no olvidar. Sé que si un día me olvido de ti --por los años que me diste vida-- yo seré muerto.