Manus McGuire encandiló ayer a un público que iba al Gran Teatro dispuesto a saborear buena música irlandesa. Y nadie salió decepcionado. El violinista irlandés, un auténtico mito de la música de ese país, estuvo en esta ocasión acompañado al piano por el también irlandés Denis Carey, en una combinación de instrumentos que pocas veces puede darse en las sessions . McGuire, que se dirigió al público en muchos momentos en un correcto castellano, fue desgranando temas de su último disco Fiddlewings , pero también hubo ocasión para rescatar piezas tradicionales que McGuire aprendió cuando era un adolescente. El violinista del condado de Sligo demostró un estilo y una técnica espléndidas que acabaron de convencer a un público que ya iba convencido.

Denis Carey acompañó al piano y tuvo ocasión de demostrar en varios solos por qué es también un músico de referencia. Dedicó una de sus piezas a todos los amigos que ha conocido en estos días en Cáceres, mostrando cuál es el verdadero espíritu del Fleadh . Y no se olvidó tampoco de algo tan irlandés como los emigrantes, a los que dedicó la pieza que ha llamado Emigrants .

El público llenó la platea del Gran Teatro, lo que supone algo más de la mitad del aforo. Muchos de ellos se acercaron al concierto con sus instrumentos al hombro porque venían directamente de alguna de las sessions de música irlandesa que se están desarrollando en varios locales de la ciudad. Algunos han venido desde Madrid, Sevilla, Valencia, Francia o Italia para estar en Cáceres en el Fleadh y acudir a los talleres y las sessions con los músicos a los que admiran.

En suma, una noche en la que se disfrutó de una música que alterna como ninguna otra melancolía y alegría. Un pueblo que ha regalado al mundo una música así no puede despertar más que simpatía.