Samarkanda Teatro ha logrado llevar a las tablas de Las Veletas una de las pocas versiones de este clásico de francés con muchísima acción, escrito por Alejandro Dumas hacia mediados del XIX y que su adaptadora Paloma Mejías ha sabido compilar sus 18 largas entregas en unas dos horas, en formato de folletín de aventuras, con gran teatralidad.

Sintéticamente resumida su intrincada trama, nos presenta a su protagonista, Edmundo Dantés, un joven marinero honrado y cándido, muy bien interpretado por Guillermo Serrano, que es objeto de una traición por parte de su mejor amigo Fernando, quien también está enamorado de la hermosa Mercedes, pese a ser primo de ella; y para quitárselo de encima acusa a Edmundo de formar de una conspiración como bonapartista, y a consecuencia de ella, se ve preso en una lóbrega prisión, donde intima con otro preso, el abate Farías, con quien trama una fuga excavando un túnel, pero su amigo enfermo no logra escapar y antes de morir le confía el paradero de un rico tesoro en Córcega.

Mientras el traidor antagonista ha logrado casarse con la ansiada Mercedes, Edmundo se ha convertido en un acaudalado príncipe, que regresa a Marsella, donde trama una venganza perfecta, lo que confiere a la obra un cierto carácter trágico e intrigante, reforzado por unos siniestros personajes enmascarados y provistos de largos zancos. Aquí se interrumpe la agónica representación con un breve descanso.

En el segundo acto todos se han vestido con ricos ropajes, en un ambiente cortesano, donde se va desarrollando paulatinamente su deseada venganza, enfrentándose también con otro personaje muy rico y deleznable, pues había enterrado a su hijo, junto a un árbol cercano a su lujosa casa, un muy candoroso niño, que abrió la representación. Así, con mucha decisión y luchas incluso con floretes, logra dar su merecido a sus antagonistas y proclamarse como el temido Conde de Montecristo, una vez que ha recuperado a su antigua amada Mercedes.

El montaje realmente espectacular, con extrañas trampillas y paredes que se abren y cierran, crean un frenético ritmo de muy tensas y emocionantes escenas, al poder contar, no solo con un muy bien caracterizado elenco, que rayó a gran altura interpretativa, sino también con un muy eficaz equipo técnico, que juntos lograron deslumbrar a un cariacontecido respetable, que vibró muy impresionado durante las dos horas; pues pudimos asistir a una increíble historia de amor, envidia, traiciones y venganzas, pero transida de de una gran densidad moral y cívica, fascinante e iluminadora.