Extremeña de Esmaltes y Barnizes quedó reducida ayer a cenizas en pocas horas. Un espectacular incendio, el mayor que se recuerda de la provincia de Cáceres, acabó con la industria más importante de la localidad cacereña de Malpartida de Cáceres y una de las más rentables de Extremadura en su ámbito de producción. El fuego se originó poco antes de las doce del mediodía, se extinguió pasadas las siete de la tarde y los bomberos mantuvieron un retén preventivo durante toda la noche. Un cortocircuito o las altas temperaturas de los últimos días se barajan como causas probables del siniestro, aunque al cierre de esta edición se desconocía la versión oficial y continuaba la investigación.

La factoría se asienta sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados situada en el polígono industrial Las Arenas, muy cerca de una urbanización de 400 parcelas y 300 chalets, muchos de los cuales tuvieron que ser ayer evacuados ante la amenaza de que las llamas alcanzaran las viviendas. No hubo que lamentar daños personales, pero los materiales han sido de una gran magnitud.

Alertados por los propios vecinos, el servicio del 112 accionó un dispositivo especial y se desplazó hasta el lugar de los hechos. El Plan Infoex se hizo cargo del mando único que se estableció para controlar la situación. Acudieron siete camiones del Sepei de Cáceres, junto a dos camiones y otros dos retenes del SOF.

Los bomberos vivieron de cerca el "miedo" cuando llegaron a Malpartida. Dos grandes dificultades se encontraron: la primera, el desconocimiento de los materiales que había en el interior de la fábrica --todos ellos inflamables y altamente tóxicos-- y la segunda, un corte de luz que bloqueó la entrada de la fábrica. Finalmente la puerta se tuvo que cortar para poder acceder al interior.

Dadas las dimensiones del incendio --las llamas alcanzaban los 130 metros y en la factoría se registraron temperaturas de 1.400 grados--, los servicios de extinción trabajaron para que el fuego no se extendiera a los pastos ni alcanzara el pueblo.

En Las Arenas se vivieron escenas de pánico y hubo quejas de vecinos y empresarios que reclamaban la presencia de helicópteros. El responsable del mando único aclaró que la presencia del helicóptero podría haber comprometido la seguridad del piloto puesto que los 500 litros de agua que descarga no hubieran conseguido el efecto extintor de las llamas, dada la opacidad del cielo (las columnas se divisaban desde Cáceres).El incendio fue de tal magnitud que la fábrica registró innumerables explosiones. Los bidones de pintura y resina saltaron por los aires mientras los 15 bomberos desplazados trataban de salvar lo insalvable.