"Siempre he dicho que era inocente, por eso siempre tuve la esperanza de salir de la cárcel, pero estar en ella ha sido duro". Para Carlos Eduardo Llanos verse en libertad, aunque de momento sea provisional, supone ver la luz, confiar en que le van a absolver y que su libertad va a ser total y definitiva.

El 26 de junio del 2009 era detenido en el domicilio familiar de Elgoibar, una localidad a 70 kilómetros de San Sebastián, y ese mismo día ingresaba en prisión acusado de una agresión a un joven ocurrida dos años antes en Plasencia, donde había residido su familia. Tras su detención fue trasladado a la cárcel de Martutene, en San Sebastián, y de esta, tras un breve periodo, al Centro Penitenciario de Cáceres, donde asegura que ha aguantado gracias al apoyo de la familia. "Si no hubiera sido por ellos no habría durado ni 6 meses, pues la verdad es que en prisión se pierde la moral, y no tienes ganas de nada. Es muy duro".

También lo ha sido este año y medio para sus padres, Gregorio y Lucila, que "al dolor que supone tener a un hijo en la cárcel, y más sabiendo que es inocente", han tenido que afrontar los "muchos gastos que supone tener que trasladarse con frecuencia de San Sebastián a Cáceres para estar con él".

Ahora lo único que esperan es que la sentencia para él sea absolutoria y poder rehacer sus vidas. "Seguir estudiando un título de grado medio en informática o instalaciones de telecomunicaciones, que es lo que me gusta", es lo que Carlos dice desear. "Bueno, y seguir jugando al fútbol", añade.